Francos renunció: Adorni asume y Caputo formaliza su poder

La renuncia de Guillermo Francos como jefe de Gabinete abrió una nueva etapa en la conducción del Ejecutivo: Manuel Adorni lo reemplaza y Santiago Caputo concentra mayor poder formal al frente del Ministerio del Interior. El movimiento reordena líneas de mando y tiene como objetivo claro mejorar el diálogo con gobernadores y el Congreso para avanzar con las reformas que impulsa el gobierno.
Qué pasó y quiénes son los protagonistas
Guillermo Francos presentó su renuncia tras semanas de versiones sobre su continuidad y la percepción de pérdida de poder. En su lugar fue designado Manuel Adorni, un funcionario cercano a la cúpula del oficialismo y al presidente Javier Milei. En la Casa Rosada circulaba la previsión de que Adorni no asumiría su banca en la Legislatura porteña para ocupar en breve una función en el Ejecutivo.
Paralelamente, salió Lisandro Catalán del Ministerio del Interior y su reemplazo será Santiago Caputo. El salto de Caputo —hasta ahora principal estratega político y comunicacional del gobierno— implica que además de su rol de vocero y operador, asumirá responsabilidades formales con firma y decisiones administrativas. En palabras de referentes del oficialismo, "ahora tendrá que poner la firma"; la medida busca evitar la disparidad entre el poder real (el que ejerce un asesor cercano al presidente) y el poder formal (el que reconoce la ley y la organización ministerial).
Por qué estos cambios importan
Los nombramientos buscan dos objetivos prácticos e inmediatos:
- Unificar la interlocución política: que los gobernadores y los bloques legislativos sepan con quién hablar cuando se negocian reformas. La descripción del gobierno es clara: hablar con Adorni o Caputo equivaldrá muchas veces a hablar con Milei, algo que, según aliados, no transmitía Francos.
- Homogeneizar el gabinete: la llegada de cuadros muy cercanos al presidente busca reducir tensiones internas y facilitar la coordinación entre áreas, especialmente en temas clave como economía, seguridad y relaciones internacionales.
La formalización del poder de Caputo también aporta transparencia administrativa: si un funcionario ejerce poder de hecho, llevar esa responsabilidad al plano formal obliga a rendir cuentas y a asumir firmas y decisiones con las obligaciones legales correspondientes.
Contexto político y el mapa en Diputados
La reconfiguración del gabinete se produce en un momento de mayor solidez parlamentaria para el oficialismo. Esta semana se formalizó el pase de siete diputados desde el PRO a La Libertad Avanza (LLA), con lo que el bloque del oficialismo reúne 87 diputados, según las fuentes citadas. Esa operación legislativa facilita negociaciones puntuales y reduce la necesidad de acuerdos amplios en la Cámara baja, aunque no elimina la necesidad de diálogo para aprobar reformas de mayor envergadura.
Además, el cambio en la cúpula del Ejecutivo se suma a otras designaciones recientes: Gerardo Werthein dejó la Cancillería y fue reemplazado por Pablo Quirno. Ese nombramiento, interpretan en la Rosada, remarca la centralidad de la relación financiera y comercial con Estados Unidos en la política exterior del gobierno.
Posibles efectos y desafíos
Los efectos que se esperan, y los riesgos que conviene tener en cuenta, son varios:
- Mayor claridad política: que exista correspondencia entre el poder real y el formal facilita la gestión cotidiana y reduce incertidumbres entre funcionarios y actores externos.
- Centralización del poder: dar funciones formales a operadores cercanos al Presidente puede acelerar decisiones, pero también concentrar responsabilidades en pocos cuadros, lo que aumenta el riesgo político si alguna gestión falla.
- Negociaciones con gobernadores y el Congreso: la principal tarea de Adorni y Caputo será construir puentes para aprobar reformas. Su cercanía con Milei puede ser una ventaja para cerrar acuerdos rápidos, aunque también puede generar recelos en interlocutores que prefieren canales más institucionales.
En Seguridad y Defensa, según el mismo paquete de designaciones difundido por el Gobierno, se nombrarían segundos de Patricia Bullrich y Luis Petri, lo que refleja la valoración presidencial de las gestiones en esas áreas y la intención de mantener una línea coherente en materia de seguridad.
Qué queda por ver
Algunos puntos quedan abiertos y serán claves en las próximas semanas:
- Cómo funcionará la coordinación entre la Jefatura de Gabinete y los ministerios con los nuevos responsables.
- Si los cambios lograrán acelerar el tratamiento de las reformas económicas y administrativas que el Ejecutivo impulsa.
- Cómo responderán los gobernadores y los bloques opositores a la estrategia de interlocución directa con cuadros de extrema confianza presidencial.
En síntesis, la salida de Francos y la designación de Adorni, junto con la formalización del poder de Caputo, son intentos deliberados del Gobierno por dar gobernabilidad política a un proyecto que depende de acuerdos rápidos y de confianza inversora. Convertir operadores en responsables formales reduce opacidades institucionales, pero traslada a esos cuadros la responsabilidad política de ejecutar reformas que deberán demostrar resultados.
Fuentes: El Economista
