Argentina en 1925: prosperidad, visitas ilustres y transformación social

Un retrato de la Argentina que vivía la prosperidad de entreguerras
En 1925 la Argentina atravesaba un período de relativa bonanza económica, con estabilidad monetaria, llegada de inversiones extranjeras y fuertes vínculos comerciales con Europa y Estados Unidos. El país mostraba importantes avances en infraestructura, educación y vida urbana, aunque convivía con tensiones sociales y políticas que en años posteriores cambiarían parte del escenario.
El gobierno de Marcelo T. de Alvear
Marcelo T. de Alvear gobernaba desde 1922. Proveniente de una familia con tradición política —su abuelo fue el general Carlos María de Alvear y su padre, Torcuato de Alvear, fue intendente de la ciudad de Buenos Aires—, Alvear llevó adelante una gestión en la que el gabinete tuvo mayor autonomía que en la etapa precedente marcada por Hipólito Yrigoyen. En ese contexto se produjo la división interna en la Unión Cívica Radical y la aparición de la Unión Cívica Radical Antipersonalista.
Durante su presidencia, la economía se encontraba ajustada tras los efectos de la Primera Guerra Mundial; sin embargo, la actividad se normalizó y llegaron inversiones extranjeras en sectores como la automotriz y los frigoríficos. En 1925 se asentaron empresas norteamericanas, lo que formó parte de una ola de capitales que buscaban oportunidades en la región.
Sociedad, trabajo y educación
En 1925 vivían en el país cerca de diez millones de personas, con una concentración importante en la ciudad de Buenos Aires y su provincia. Existían cinco universidades públicas: Buenos Aires, Córdoba, La Plata, del Litoral y Tucumán. La red educativa pública y privada era numerosa, y funcionaban cientos de escuelas primarias y secundarias distribuidas en las provincias.
En el plano laboral, las demandas sindicales eran visibles: por ejemplo, el sindicato de panaderos reclamaba el fin del trabajo nocturno, medida que impactaba en la organización del trabajo y en los precios del pan. Las relaciones entre trabajadores y empleadores eran mediadas por organismos estatales como el Departamento Nacional de Trabajo y existían cajas previsionales para empleados civiles y sistemas de protección laboral en crecimiento.
Eventos públicos, cultura y deporte
La agenda pública de 1925 combinó actos culturales, visitas internacionales y episodios de seguridad que llamaron la atención. En el Teatro Colón, durante una velada con motivo del aniversario del reinado de Víctor Manuel III de Italia, el anarquista Severino Di Giovanni protagonizó un incidente al arrojar volantes desde el palco presidencial.
La vida cultural también tuvo hitos. En abril partió desde la Sociedad Rural el jinete suizo Aimé Tschiffely con su travesía a caballo hacia Nueva York, y en los escenarios musicales se produjo la separación del dúo Gardel–Razzano por razones de salud del cantante uruguayo.
En deportes, Boca Juniors emprendió la primera gira europea de un club argentino, consiguiendo un debut triunfal en Vigo y un regreso masivo que lo convirtió en foco de atención nacional.
Visitas internacionales
El país recibió a figuras de relieve mundial. En enero arribó el general norteamericano John J. Pershing, quien luego participaría como árbitro en disputas internacionales en la región. Pershing visitó la Patagonia, Bahía Blanca y Buenos Aires, y en su recorrido conoció costumbres locales como el mate.
En marzo llegó Albert Einstein, que ofreció conferencias en universidades de Buenos Aires y La Plata y participó en actos públicos. Su presencia, reseñada por la prensa de la época, atrajo a estudiantes y académicos interesados en la ciencia emergente.
También pasó por el país el Príncipe de Gales, en una visita que buscó fortalecer lazos comerciales y motivar inversiones británicas, y otro visitante de alto perfil fue el Maharajá de Kapurtala, atraído por la cultura europea y la vida social que compartía con la elite argentina.
Incidentes y tragedias
El año no estuvo exento de sucesos graves: el 28 de diciembre se produjo un incendio en los depósitos de la Compañía General de Combustibles en Dock Sud, un hecho que alertó sobre los riesgos de instalaciones industriales próximas a áreas urbanas y generó preocupación por la seguridad y la planificación urbana.
Ciencia, educación y figuras destacadas
La Argentina de 1925 contaba con un tejido intelectual activo: José Ingenieros, médico, docente y escritor, falleció ese año; su trayectoria como impulsor de la reforma universitaria y del pensamiento crítico dejó huella en las letras y las ciencias sociales locales. Las universidades y bibliotecas populares funcionaban como centros de formación y debate público.
Balance histórico
El panorama de 1925 muestra un país con índices de prosperidad relativos en el contexto regional: industria en crecimiento (alimentos, construcción, textiles), flujos de capital extranjero y una vida urbana que disfrutaba de servicios y mayor acceso a la educación superior. Al mismo tiempo, persistían tensiones sociales y divisiones políticas que anticipaban cambios importantes en la década siguiente.
Recordar ese año permite entender cómo se articulaban poder económico, cultura y política en una Argentina que vivía un momento de expansión, pero que no estaba aislada de conflictos sociales, desafíos de seguridad industrial y la inestabilidad que vendría en los años siguientes.
Fuentes: Infobae
