Miércoles, 26 Noviembre 2025
Retorno esperado al crédito internacional

Argentina se prepara para volver al mercado internacional de deuda tras ocho años

Con tasas externas a la baja, soja por encima de 400 dólares y récords en Vaca Muerta, el retorno de la Argentina al mercado internacional de deuda aparece como un posible hito en 2026. El Gobierno evalúa emitir ahora para dar señal o esperar una caída mayor del riesgo país; el 9 de enero el país debe pagar u$s 4.500 millones en intereses y amortizaciones.
Columnas financieras y gráficos de mercado
Columnas financieras y gráficos de mercado

Contexto y oportunidad

La posibilidad de que Argentina regrese al mercado internacional de deuda aparece este año como uno de los hitos financieros más probables: deuda, mercado internacional y riesgo país son las claves del debate entre economistas y autoridades. El escenario externo (tasas internacionales en descenso) y los precios de las materias primas (la soja por encima de 400 dólares) consolidan una ventana de oportunidad para el país.


Qué ocurrió en los últimos ocho años

La última emisión en dólares bajo legislación extranjera tuvo lugar a principios de 2018, con un bono a 10 años y una tasa cercana al 7% anual. Desde entonces la Argentina atravesó ciclos económicos y políticos muy disruptivos: la crisis cambiaria y financiera de 2018, el cambio de gobierno en 2019 y una renegociación de deuda externa que, según críticos y analistas, no volvió a recuperar la confianza plena de los inversores internacionales.


Factores que hoy empujan hacia un regreso

  • Tasas internacionales: el ciclo bajista en Estados Unidos reduce el costo de financiamiento global.
  • Commodities: la soja cotiza por encima de 400 dólares, lo que mejora los términos de intercambio y entradas de divisas por exportaciones agrícolas.
  • Producción energética: Vaca Muerta registra aumentos de producción que mejoran las perspectivas del sector hidrocarburífero.
  • Perspectiva macro: consultoras y bancos proyectan crecimiento económico y baja de la inflación para 2026.

Dilema: emitir ahora o esperar

Hay dos caminos sobre la mesa. Uno plantea una emisión rápida en los mercados internacionales: sería una señal potente que podría acelerar la baja del riesgo país y reducir el costo de financiamiento. La alternativa consiste en esperar a que el riesgo país caiga más, y así intentar colocar deuda a tasas menores que las tasas actuales —del orden del 10% anual en dólares, según el panorama financiero que circula en el mercado—.

El Gobierno, tras la victoria electoral del 26 de octubre, muestra prudencia: no ha acelerado la apertura de restricciones cambiarias para empresas ni la compra de reservas por parte del Banco Central. La lectura oficial prioriza reducir la inflación rápidamente —la meta de corto plazo es alcanzar subas mensuales de 1% o menos— antes de asumir costos financieros elevados.


Vencimiento y flujo de financiamiento

El 9 de enero el país afronta un pago por u$s 4.500 millones en intereses y amortizaciones de títulos en circulación. En la práctica, parte de ese monto podría reinvertirse en instrumentos domésticos, acción que tiende a presionar a la baja el riesgo país si la demanda local absorbe la oferta.


Riesgos y precauciones

Emitir antes de una consolidación más amplia de la recuperación macro implica aceptar tasas que algunos en el mercado consideran altas. En cambio, postergar la salida puede generar dudas sobre el ritmo de normalización financiera del país y alargar la recuperación de la confianza externa.

Las negociaciones por el Presupuesto 2026, y las reformas laboral y tributaria que impulsa el Gobierno, serán parte del escenario fiscal y político que los inversores evaluarán antes de decidir participar en una emisión.


Qué necesita el mercado para volver con fuerza

Una combinación de señales favorables: caída sostenida del riesgo país, una trayectoria clara de baja de inflación, mejores cuentas externas por precios de exportación y testimonio de consistencia fiscal en el Presupuesto 2026. Si esos elementos se consolidan, la colocación de deuda podría no sólo financiar déficits, sino también funcionar como un termómetro de la confianza internacional.


Fuentes: El Cronista