Miércoles, 12 Noviembre 2025
Sube el uso de psicofármacos para dormir en Argentina

Aumentan las ventas de somníferos en Argentina: automedicación y alternativas

Las ventas de somníferos crecieron 7% en los primeros cinco meses del año. Expertos alertan por la automedicación, el acceso limitado a terapias conductuales y recomiendan pautas prácticas antes de optar por psicofármacos.
Pastillas sobre una mesa y una almohada al fondo
Pastillas sobre una mesa y una almohada al fondo

Crece el consumo de drogas para dormir y sube la alarma profesional

En Argentina las ventas de psicofármacos para dormir aumentaron 7% en los primeros cinco meses del año respecto al mismo periodo del año anterior, según el Observatorio de la Confederación Farmacéutica Argentina (COFA). Especialistas advierten sobre la automedicación y resaltan que la mayoría de los casos de insomnio no requiere tratamiento farmacológico prolongado.


Los números detrás del incremento

El Observatorio de la COFA, que toma datos de la consultora internacional IQVIA, registra oscilaciones en la venta de hipnóticos y sedantes a lo largo de la última década: en 2014 se vendieron 2.713.004 cajas; en 2022 el registro mostró 3.503.778 cajas; en 2023 la cifra llegó a 3.792.691 y en 2024 se vendieron 3.647.388 cajas (ajustes en la consolidación de datos podrían modificar comparativas). Entre enero y mayo de 2024 se comercializaron 1.425.967 unidades y en el mismo tramo de 2025 la cifra fue casi 7% mayor.

¿Qué explican los expertos?

Voces consultadas por la nota coinciden en varios puntos: la pandemia intensificó problemas de sueño y, junto con cambios en hábitos (más pantallas, home office y exposición a noticias estresantes), aumentó la demanda de soluciones rápidas. Diego Sarasola, médico especialista en neuropsiquiatría, y Cristian Garay, doctor en Psicología y miembro del Observatorio de Psicología Social Aplicada (OPSA), señalan que existe además un uso frecuente de ansiolíticos para manejar tanto ansiedad como problemas para dormir, cuando las guías internacionales suelen recomendar antidepresivos (en ciertos casos) o terapias no farmacológicas para trastornos crónicos.

Automedicación y riesgos

La automedicación es un punto crítico: según encuestas citadas por los expertos, una proporción relevante de la población usa alcohol o medicamentos sin prescripción para manejar la ansiedad y el estrés. Las benzodiacepinas, en particular, generan dependencia y tolerancia, lo que obliga a aumentar dosis con el tiempo y está vinculado a deterioro cognitivo en el adulto mayor y mayor riesgo de caídas a largo plazo.

Acceso limitado a terapias no farmacológicas

Los especialistas subrayan que el primer abordaje lógico para problemas de sueño suele ser la terapia cognitivo-conductual para el insomnio (TCC-I), que no implica medicación. Sin embargo, hay escasez de profesionales formados en estas técnicas, demoras en el sistema público y barreras de acceso en el sector privado. Pablo López, psicólogo e investigador del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), apunta que muchas veces falta conocimiento tanto en pacientes como entre profesionales sobre intervenciones no farmacológicas efectivas.

Patrones de comportamiento que perpetúan el problema

Los hábitos cotidianos juegan un rol: exposición a pantallas antes de dormir, consumo de cafeína en horarios cercanos al descanso y la mezcla de espacios laborales y de sueño por el teletrabajo afectan la regulación del ciclo sueño-vigilia. Además, la incertidumbre social y económica actúa como factor activante del estrés, lo que complica la relajación necesaria para conciliar el sueño.

Cinco claves prácticas para conciliar el sueño

  1. Valorar el sueño: reconocerlo como una prioridad y proteger horarios regulares de descanso.
  2. Proteger el ambiente: reducir la exposición a pantallas y luz azul antes de acostarse, mantener temperatura y oscuridad adecuadas.
  3. Priorizar y personalizar: ajustar la cantidad de horas de sueño según las necesidades individuales en lugar de buscar una cifra fija para todos.
  4. Actividad física regular: moverse al menos 30 minutos al día ayuda a mejorar la calidad del sueño; no es necesario un entrenamiento intenso.
  5. Confiar en el sueño: evitar el control excesivo y la ansiedad por dormirse; las estrategias deliberadas de control suelen ser contraproducentes.

Cuándo consultar y cuándo evitar fármacos

Los especialistas recomiendan consultar a un profesional de la salud ante problemas persistentes. El uso de hipnóticos y benzodiacepinas puede ser apropiado en ciertos casos a corto plazo y bajo supervisión médica, pero no es la solución para el insomnio crónico. La prescripción debe acompañarse de un plan para reducir y discontinuar el fármaco cuando corresponda, priorizando intervenciones no farmacológicas.

Conclusión

El aumento en ventas de medicación para dormir refleja una demanda creciente y un recurso de fácil acceso que muchas veces se utiliza sin supervisión. Frente a ello, especialistas y organismos señalan la necesidad de expandir la oferta de terapias conductuales, mejorar la formación profesional y promover prácticas cotidianas que favorezcan el sueño antes de recurrir a medicación de manera automática.


Fuentes: Clarín