Balance 2025: crecimiento moderado, ajuste fiscal y señales de fragilidad económica

La economía mostró un crecimiento moderado en 2025 y el Gobierno de Javier Milei logró sostener el equilibrio fiscal, pero la desinflación se estancó y la fragilidad de las reservas deja al programa con márgenes reducidos para 2026.
Resultados principales del año
Durante 2025 la actividad económica avanzó aunque por debajo de las expectativas iniciales. El PIB del tercer trimestre registró una variación interanual de 3,3% y el EMAE acumuló hasta octubre una expansión interanual del 4,3%, cifras inferiores a las proyecciones que se manejaban a comienzos de año. Gran parte del crecimiento observado estuvo concentrado en la intermediación financiera y en impuestos netos de subsidios, rubros que no necesariamente aseguran una recuperación estructural del resto de la economía.
El frente fiscal como ancla
El Gobierno mantuvo el superávit primario y financiero, cumpliendo las metas acordadas con el Fondo Monetario Internacional. Ese logro fue posible por una reducción del gasto, menores transferencias y una caída de la inversión pública. La estrategia implicó un ajuste significativo sobre la inversión y los subsidios: el gasto de capital se contrajo por segundo año consecutivo y quedó en niveles históricamente bajos, lo que plantea interrogantes sobre la capacidad de crecimiento sostenido a mediano plazo.
Inflación, tipo de cambio y reservas
El proceso de desinflación que había mostrado avances en 2024 perdió impulso en 2025. Con registros mensuales que llegaron a repetirse —por ejemplo, enero con 2,2% y noviembre con 2,5% según el monitoreo público—, la inflación cerró el año sin una senda claramente descendente. El régimen cambiario atravesó múltiples cambios: la salida del crawling peg, episodios de volatilidad a mitad de año y la reciente indexación de la banda superior. Estas modificaciones, junto con la necesidad de preservar reservas, condicionaron a la política monetaria y limitaron su capacidad de anclar expectativas.
Finanzas y apoyo externo
En el frente financiero, 2025 estuvo marcado por pulsos de riesgo: volatilidad cambiaria, restricción de reservas y un primer intento de regreso a los mercados voluntarios que no alcanzó las expectativas. Con inversión extranjera directa reducida y ausencia de señales claras de recalificación en índices internacionales, el Gobierno recurrió al respaldo del FMI y al apoyo del Tesoro de Estados Unidos para sostener la transición. Ese apoyo externo fue determinante para evitar una crisis abierta, pero no reemplaza la necesidad de consolidar reservas y recobrar confianza del sector privado.
Costo del ajuste y distribución del impacto
El sostenimiento del equilibrio fiscal tuvo un costo social y productivo. La reducción de la recaudación —en parte por cambios en tributos como la eliminación del Impuesto País y la reducción de retenciones— se tradujo en menores transferencias y en ajuste sobre salarios y inversión pública. Sectores como la industria, la construcción y el comercio crecieron desde niveles bajos, pero no recuperaron completamente su dinamismo previo. En paralelo, la distinción entre sectores favorecidos por la apertura de mercados y aquellos rezagados configuró una recuperación heterogénea.
Qué esperar para 2026
El desafío para 2026 será sostener el programa sin depender de ayudas excepcionales ni de cambios permanentes en las reglas. El margen fiscal está más angosto, la posibilidad de volver a apelar a financiamiento externo es incierta y los vencimientos financieros aumentan la exigencia de reservas. El Gobierno anticipó planes de privatizaciones y ajustes puntuales; sin embargo, la consistencia del plan económico se pondrá a prueba en el manejo de la deuda, la capacidad para atraer financiamiento privado y la recuperación de la inversión pública.
Qué vigilar en los próximos meses
- La evolución mensual de la inflación y si el proceso desinflacionario se reactiva con señales claras.
- El comportamiento del tipo de cambio y la banda superior indexada, y su efecto sobre las expectativas financieras.
- La capacidad del Tesoro para gestionar vencimientos sin tensiones excesivas en las reservas.
- El ritmo y alcance de las medidas anunciadas para 2026, en especial las privatizaciones y cambios regulatorios que puedan afectar la inversión privada.
Fuente: EL DIA - Economía Dominical
