Cómo ven los argentinos la vejez: más activa pero con desigualdades claras

Resultados clave del estudio UADE–Voices!
El estudio del Centro de Investigaciones Sociales (CIS) de la Universidad Argentina de la Empresa (UADE) junto a la consultora Voices! —realizado en julio de 2025 sobre 1.028 casos en todo el país— muestra que la vejez y el envejecimiento se perciben hoy como etapas más activas y vinculadas al disfrute personal, aunque esa visión positiva convive con profundas desigualdades.
Percepciones generales
Casi la mitad de los encuestados (45%) considera que la vejez se vive de manera más plena y activa que generaciones anteriores, mientras que un 36% cree que hoy se vive con mayores dificultades. El informe subraya que esas diferencias no son sólo culturales: las condiciones materiales y económicas influyen fuertemente en cómo se evalúa la etapa de la jubilación.
Edad y recursos: quiénes son más optimistas
La mirada sobre la vejez cambia según la edad y el nivel socioeconómico. El optimismo es más pronunciado entre las personas de 65 años y más: 57% de ese grupo percibe la vejez como una etapa más activa. En sentido inverso, el optimismo desciende entre los jóvenes de 16 a 29 años (32%) y entre los sectores de nivel socioeconómico bajo (38%). El informe interpreta que los más jóvenes, que todavía ven la vejez como algo lejano, tienden a asociarla con estereotipos negativos.
Proyectos para la jubilación: prioridades personales
Al preguntar por deseos y proyectos para la etapa jubilatoria, la opción más elegida fue viajar y disfrutar del tiempo libre (58%). Otras preferencias relevantes fueron realizar actividad física o deportiva (38%) y mudarse a un entorno con más naturaleza y tranquilidad (30%). En contraste, sólo dos de cada diez encuestados (20%) mencionaron el cuidado de nietos u otros familiares como parte de sus planes para la jubilación; entre las personas de 50 a 64 años ese porcentaje cae al 13%.
Estos datos sugieren un corrimiento respecto de roles tradicionales: la jubilación aparece cada vez más ligada al disfrute personal y a proyectos individuales, y menos como una etapa dedicada a asumir nuevas responsabilidades de cuidado familiar.
Exclusión laboral, soledad y reconocimiento
El estudio también exhibe preocupaciones estructurales. La discriminación para acceder al empleo es el tema que más consenso genera: 86% de los encuestados considera que las personas mayores enfrentan barreras laborales. Esa percepción se intensifica entre mujeres (89%), personas de 50 a 64 años (94%) y quienes ya tienen 65 años o más (96%).
En el plano social, 76% opina que las personas mayores suelen sufrir más soledad que los jóvenes, señalando que el aislamiento es visto como un problema social extendido. Al mismo tiempo, la mitad de los consultados (50%) cree que la sociedad percibe con admiración a las personas mayores, lo que refleja una doble representación: reconocimiento simbólico y al mismo tiempo menor integración cotidiana.
Interpretación y contexto
Según el propio informe, esas tensiones muestran que la vejez se redefine: conviven expectativas de vida activa con limitaciones estructurales derivadas de la condición socioeconómica y del mercado de trabajo. En otras palabras, la experiencia de la vejez depende en buena medida de recursos materiales, educación y acceso a servicios.
Desde una perspectiva de políticas públicas, los hallazgos ponen en evidencia dos desafíos: por un lado, la necesidad de políticas laborales que combatan la discriminación por edad y faciliten la inserción o la continuidad laboral de quienes lo deseen; por otro, la demanda de iniciativas que aborden la soledad y la integración social —por ejemplo, acceso a actividades comunitarias, deportivas y culturales pensadas para adultos mayores— sin mercantilizar la solución.
Metodología y alcance
El sondeo incluyó 1.028 casos en todo el país y se realizó en julio de 2025. Los porcentajes citados se derivan del cuestionario aplicado por el CIS–UADE y Voices!. Como todo estudio de opinión, aporta una fotografía útil sobre percepciones sociales, pero sus resultados no reemplazan análisis más profundos sobre condiciones materiales reales, acceso a la salud y empleo, o desigualdades regionales.
Fuentes: Clarín - UADE y Voices!
