Consejo de Paul O’Neill a economistas: desempeñarse en el terreno antes de asumir decisiones

Experiencia práctica como requisito para la toma de decisiones
Paul O’Neill, ex secretario del Tesoro de Estados Unidos, defendía la idea de que quienes ocupan cargos de decisión económica deberían haberse desempeñado previamente “en el terreno”, con experiencia práctica que les permita entender el impacto de las políticas públicas. Esa recomendación, recogida por el economista Simon Bowmaker en su libro sobre funcionarios que pasaron por puestos de política económica, vuelve a tomar relevancia en debates sobre diseño de políticas.
Ideología versus análisis basado en evidencia
En el volumen que recoge entrevistas y testimonios, O’Neill sostiene que “los análisis basados en la evidencia son una fortaleza. La ideología es el enemigo”. En su diagnóstico crítica la separación entre la retórica política y la realidad administrativa, y reclama procesos de decisión más rigurosos capaces de evaluar retrospectivamente aciertos y errores.
Un ejemplo práctico: comprender la agricultura
Al responder sobre la llamada “puerta giratoria” entre Wall Street y Washington, O’Neill planteó que la experiencia entre público y privado puede ser valiosa, pero que para ocupar cargos de responsabilidad convendría haber conocido en la práctica aquello sobre lo que se decide. Como ejemplo concreto mencionó que un secretario de Agricultura debería haber trabajado en el campo, arado o cultivado maíz, para comprender mejor el efecto de subsidios y otras políticas.
Vínculos con la Argentina en 2001
La relación de O’Neill con la Argentina tuvo un momento clave al comienzo del siglo: en 2001 coincidió con el equipo económico del ministro Domingo Cavallo durante la crisis que precipitó el colapso del régimen de convertibilidad. Según el relato reconstruido por el libro, O’Neill y su equipo del Tesoro trabajaron en posibilidades para ayudar a bajar las tasas de interés con las que Argentina afrontaba su deuda externa, incluyendo propuestas de garantías o incluso canjes de deuda. Parte de ese diseño cesó tras los atentados del 11 de septiembre de 2001, que cambiaron prioridades internacionales.
De superávit a déficit
El texto recuerda además que al inicio del mandato de George W. Bush, Estados Unidos pasó de un superávit fiscal en 2000 a registrar un déficit récord en aquel entonces de US$458000 millones. O’Neill formó parte de ese equipo y también autorizó medidas de apoyo regional: pocos meses antes de su intervención con Argentina, aprobó un paquete de ayuda a Brasil por US$15000 millones para enfrentar turbulencias financieras.
Autocrítica en las instituciones públicas
Otro punto que el ex funcionario destacó fue la necesidad de institucionalizar la autocrítica: disponer de procesos que permitan evaluar decisiones pasadas, analizar por qué se erró y establecer mejoras sistemáticas. O’Neill citó como ejemplo el trabajo riguroso en la redacción de documentos de decisión durante gobiernos anteriores, que permitía evitar improvisaciones y tomar medidas más sostenidas.
Lenguaje claro sobre recursos públicos
En una de sus observaciones más citadas, O’Neill repasó la idea errónea de que el gobierno “tiene dinero propio”. Señaló que cuando un presidente anuncia fondos para una política suele omitir que esos recursos provienen de impuestos y que, por eso, la explicación del origen del financiamiento debería ser parte del discurso público para mejorar la comprensión ciudadana sobre la política fiscal.
La lección central que deja el testimonio de O’Neill es que la combinación de rigor analítico, experiencia práctica y mecanismos institucionales de evaluación puede mejorar la calidad de las decisiones públicas; una recomendación discutible en la política, pero con peso en debates sobre formación y selección de quienes ocupan altos cargos económicos.
Fuente: Clarín Economía
