Cuántos sueldos hacen falta para comprar un dos ambientes en la Ciudad

La dificultad de acceder a una vivienda en la Ciudad con el salario mínimo
Con el salario mínimo en $322.200 y un mercado inmobiliario donde el precio del metro cuadrado se mantiene atado al dólar, comprar un departamento de dos ambientes en barrios porteños se volvió casi inalcanzable para un trabajador promedio. Ese es el diagnóstico central del informe reproducido en Miradas de la Argentina, que plantea la magnitud de la brecha entre salarios y precios de la vivienda.
Cómo se mide la accesibilidad
Los análisis de accesibilidad habitacional suelen comparar el ingreso disponible con el precio total de la vivienda o con el valor del metro cuadrado multiplicado por el tamaño medio de la unidad buscada. Otra forma habitual es calcular cuántos sueldos —o años de salario— necesita una persona para cubrir el precio de compra sin crédito o con condiciones de financiación estándar. En contextos de alta inflación y con oferta acotada, esos cálculos muestran deterioro rápido en la capacidad de compra.
Factores que empujan los precios
El mercado porteño mantiene precios dolarizados por varias razones: una demanda que busca resguardar valor, oferta limitada en barrios centrales, y la preferencia por propiedades para inversión. Además, la inflación y la devaluación relativa del peso empujan a muchos a denominarlos en dólares, lo que genera una barrera adicional para quienes cobran en moneda local.
Efecto del salario mínimo
El salario mínimo formaliza un piso de ingresos para trabajadores registrados y sirve como referencia para jubilaciones, asignaciones y otras políticas. Sin embargo, cuando los precios de los bienes durables y bienes raíces suben en dólares o por encima de la inflación, la mejora nominal del salario no alcanza para recuperar la capacidad de compra. El informe menciona que, con el salario mínimo actual, la compra de un dos ambientes resulta inalcanzable para el trabajador promedio en varios barrios analizados.
Consecuencias sociales y económicas
La imposibilidad de acceder a vivienda propia tiene efectos directos sobre la calidad de vida: extensión del tiempo en alquileres, mayor demanda de viviendas compartidas y presión sobre barrios periféricos. Desde el punto de vista macroeconómico, un mercado inmobiliario inaccesible reduce la movilidad residencial y puede condicionar la formación de hogares, afectando decisiones de fertilidad y la inserción laboral.
Alternativas y políticas posibles
Frente a esta situación, las respuestas habituales combinan medidas de oferta y demanda: programas de construcción pública o de vivienda social, líneas de crédito hipotecario a tasas subsidiadas, incentivos para desarrollos de vivienda de menor costo, y regulación sobre la oferta de alquileres. También existen mecanismos de ahorro y crédito ligados a índices de salarios para amortiguar la volatilidad cambiaria. Cada alternativa requiere financiamiento y coordinación entre nación, provincia y municipio.
Lo que conviene preguntarse
- ¿Qué barrios fueron analizados y cuáles mostraron la peor relación precio/salario? (El estudio mencionado se centra en cinco barrios porteños).
- ¿Qué rol juegan las políticas de crédito hipotecario en la Argentina y cómo se comparan las condiciones actuales con periodos anteriores?
- ¿Qué impacto tiene la dolarización de precios en la posibilidad de diseñar soluciones que dependan de ingresos en pesos?
Para alguien que no pueda acceder a la compra, las alternativas inmediatas pasan por el alquiler, la cohabitación o la búsqueda de vivienda en zonas con precios más bajos. Para cambiar la ecuación estructural se requieren políticas públicas sostenidas y mejoras en la oferta de viviendas accesibles.
