Domingo, 28 Diciembre 2025
Origen y tradiciones del 28 de diciembre

Día de los Inocentes: origen, tradición y cómo evolucionaron las bromas del 28 de diciembre

La conmemoración del 28 de diciembre mezcla un relato bíblico sobre la matanza de niños por orden de Herodes con tradiciones festivas que se consolidaron en la Edad Media. Hoy las "inocentadas" son bromas públicas y notas falsas de medios, pero la fecha mantiene también su dimensión religiosa y plantea debates sobre el límite entre el humor y la sensibilidad histórica.
Cartel alusivo al Día de los Inocentes y escenas de celebración
Cartel alusivo al Día de los Inocentes y escenas de celebración

Del episodio bíblico a la costumbre festiva: una transformación cultural

El Día de los Inocentes, conmemorado el 28 de diciembre, combina un origen religioso —la matanza de niños en Belén según el Evangelio de Mateo— con prácticas festivas que con el tiempo derivaron en bromas públicas y engaños inofensivos. La fecha mantiene en la actualidad tanto memoria litúrgica como expresiones populares que buscan la sátira y la sorpresa.


El relato evangélico atribuye al rey Herodes la orden del exterminio de niños menores de dos años tras sentirse amenazado por la noticia del nacimiento de Jesús. Desde el siglo IV la Iglesia estableció una conmemoración para recordar a esos niños como los primeros mártires. Pese a esa raíz trágica, la festividad incorporó en la Edad Media elementos festivos propios de celebraciones paganas y de inversión temporal de roles sociales.

De las Saturnales al Festum Fatuorum

En la transición cultural europea, las Saturnales romanas —fiestas de diciembre marcadas por la inversión de las jerarquías y la permisividad social— influyeron en la manera en que se celebraban ciertas fechas. La Iglesia, para encauzar y controlar estas expresiones, aceptó algunas formas festivas adaptadas al calendario cristiano. Entre esas manifestaciones destacó el llamado Festum Fatuorum o "Fiesta de los Locos", en la que miembros de la jerarquía eclesiástica simulaban parodias litúrgicas y se permitían conductas transgresoras dentro de un marco ritualizado.

Ese cruce entre solemnidad religiosa y carnavalización del espacio público contribuyó a que la conmemoración de los santos inocentes se volviera, con el tiempo, un día propicio para la sátira y el humor. La lógica detrás de la inocentada retoma, en clave lúdica, la idea de engañar a quien confía: como Herodes fue "engañado" por los Reyes Magos (que no volvieron a avisarle), las sociedades desarrollaron el hábito de hacer bromas a los incautos.

Tradiciones en España y América Latina

En España y en buena parte de América Latina, las inocentadas adoptaron formas populares: pegar un muñeco de papel en la espalda de alguien desprevenido, difundir noticias falsas por los medios o realizar acciones públicas que terminan con la frase "Inocente palomita que te dejaste engañar". La jornada permite poner a prueba la credulidad de las personas en tono festivo.

Existen también celebraciones regionales que potencian el carácter público y carnavalesco de la fecha. Un ejemplo emblemático es la "Fiesta de los Enharinados" en Ibi, Alicante (España), donde se escenifica una suerte de golpe de estado humorístico con harina, huevos y polvareda. En Venezuela, en los Andes, la tradición de "Los Locos y Locainas" mantiene disfraces y mascaradas que recorren las calles, mezclando música, danza y una petición ritual de limosna.

El rol de los medios y la adaptación moderna

Los medios de comunicación participan activamente en la tradición: tanto radios como diarios y sitios web publican noticias falsas diseñadas para sorprender a su audiencia y las desmienten al día siguiente. En la era de las redes sociales, la práctica se amplió: los usuarios comparten noticias, videos y anuncios que pueden llegar a viralizarse antes de que alguien confirme su veracidad. Ese dinamismo presenta un desafío: distinguir el humor festivo de la desinformación que puede causar daño.

La cultura digital, además, ha creado nuevas modalidades de inocentadas: campañas virales, montajes visuales y cuentas que coordinan bromas planificadas. En algunos casos, las reproducciones masivas multiplican el alcance y la consecuencia de la broma, por lo que medios y usuarios responsables suelen advertir sobre el carácter festivo y desmentir inmediatamente al día siguiente.

Memoria y sensibilidad: el límite de la broma

El origen trágico del 28 de diciembre plantea una cuestión ética: ¿cómo mantener el espíritu lúdico sin trivializar un episodio que, según la tradición cristiana, fue una matanza de inocentes? La respuesta social suele ser la diferenciación entre la conmemoración religiosa (presente en misas y actos litúrgicos) y las expresiones populares de broma. En contextos donde la sensibilidad es alta, varias instituciones y medios optan por minimizar las bromas que puedan herir o desinformar gravemente.

En definitiva, el Día de los Inocentes es una fecha que convive con dos lógicas: la del recuerdo solemne y la del juego público. Su evolución muestra cómo las sociedades rehacen significados: de un recuerdo de dolor se derivó, a través de siglos de práctica cultural, una jornada de sátira y de inversión momentánea de expectativas.


Fuentes: Perfil