Día del Canillita: origen y legado de los vendedores de diarios

Un oficio que marcó la calle y la comunicación
Cada 7 de noviembre se conmemora en la Argentina el Día del Canillita, una fecha dedicada a quienes durante décadas vendieron y repartieron diarios, revistas y publicaciones gráficas en las esquinas y porteñas. El nombre recuerda tanto la figura de aquellos voceadores como la obra teatral que popularizó el término y que ayudó a fijar su lugar en la memoria cultural argentina.
Cómo nació la venta callejera de diarios
A fines del siglo XIX la distribución de diarios en la Argentina se hacía principalmente por suscripción y correo. El cambio llegó con una iniciativa periodística en Rosario: el 1° de enero de 1898, Lisandro de la Torre —abogado, periodista y dirigente político— lanzó el diario La República e introdujo la venta callejera por parte de chicos inspirada en los «newsboys» de Nueva York. Aquella innovación transformó la manera en que la información llegaba a la gente: por primera vez los ejemplares se ofrecieron al paso, en plazas y esquinas.
Los niños que salieron a vender los diarios llamaron la atención por sus pantalones cortos y las piernas delgadas. En el lunfardo de la región los llamaron «canillitas», aludiendo a las «canillas» (piernas delgadas). Esa imagen se convirtió en símbolo del oficio.
Florencio Sánchez y la obra que fijó el término
Florencio Sánchez, dramaturgo y periodista fundamental del teatro rioplatense, tomó esa figura callejera como eje de una obra. Mientras era jefe de redacción de La República, escribió la pieza titulada Canillita, estrenada el 1° de octubre de 1902 por la Compañía de Zarzuelas. En la obra se cuenta la vida de un niño voceador de diarios; el personaje resumía la precariedad y la presencia cotidiana de esos jóvenes en la calle.
La pieza fue un éxito inmediato y permaneció en cartel varias noches. Uno de los versos más recordados en la época decía: «Soy canillita gran personaje con poca guita y muy mal traje», frase que condensó la mezcla de reconocimiento popular y dureza social de aquel trabajo.
La fecha: 7 de noviembre
El 7 de noviembre de 1910 murió Florencio Sánchez. La fecha quedó asociada desde entonces a la figura del vendedor de diarios. En 1947, durante el primer gobierno de Juan Domingo Perón, se oficializó la conmemoración y el día empezó a recordarse como el Día del Canillita o Día del Vendedor de Diarios. Desde entonces, como gesto simbólico, muchos puestos de diarios cierran y las ediciones impresas no salen en esa jornada en señal de homenaje a los trabajadores del oficio.
El rol social del canillita
Más allá del gesto simbólico, la figura del canillita representó un vínculo directo entre la prensa y la sociedad: eran quienes anunciaban novedades, vendían la edición del día y, con su voz y su paso por la calle, difundían noticias. En épocas en que la prensa gráfica tenía mayor centralidad, su presencia era clave para la distribución y el debate público.
Con la transformación del mercado —la llegada de otros medios, cambios en la pauta publicitaria y luego la digitalización— el oficio perdió peso numérico, pero se mantiene como símbolo de una etapa histórica del periodismo y de la circulación de la información.
Memoria y reconocimiento
El Día del Canillita no sólo recuerda a los vendedores callejeros de la primera mitad del siglo XX, sino que remite a discusiones sobre trabajo infantil, condiciones laborales y acceso a la información. La figura del canillita sirve hoy como punto de partida para pensar la historia del periodismo, la precariedad laboral en oficios urbanos y los cambios tecnológicos que transformaron la manera de leer y consumir noticias.
La obra de Florencio Sánchez y la historia de La República en Rosario muestran cómo un hecho local —la adopción de la venta callejera— puede cambiar hábitos culturales más amplios y quedar en la memoria colectiva a través del teatro, la literatura y la conmemoración anual.
Fuentes: Clarín
