Lunes, 29 Diciembre 2025
Tres prioridades para el fútbol sudamericano en 2026

Domínguez cierra 2025 con tres deseos para potenciar el fútbol sudamericano

Alejandro Domínguez cerró 2025 como una figura influyente del fútbol mundial y marcó tres prioridades para 2026: que un sudamericano gane el Mundial, que Argentina confirme la Finalissima del 27 de marzo en Doha y que crezca la capacidad financiera del fútbol sudamericano, con la vista puesta en el Mundial 2030 con 64 países.
Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, en un acto oficial
Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, en un acto oficial

Domínguez busca impulsar el crecimiento económico y deportivo del fútbol sudamericano

Alejandro Domínguez, presidente de Conmebol, terminó 2025 con tres objetivos claros para 2026: que un sudamericano vuelva a ganar la Copa del Mundo, que Argentina confirme la Finalissima del 27 de marzo en Doha y avanzar en la expansión del fútbol sudamericano —incluido el proyecto del Mundial 2030 con 64 equipos— para generar mayores ingresos y distribuirlos entre clubes y federaciones.


Un repaso del año y por qué importan estos deseos

El 2025 fue un año relevante para Conmebol: la sede de Luque recibió el Congreso de la FIFA, la gestión de Domínguez celebró diez años y la confederación registró la “recuperación millonaria de divisas” que menciona el balance de su gestión. Esos hitos fortalecen su posición en el mapa del fútbol mundial y explican por qué Domínguez cierra el año con ambiciones tanto deportivas como financieras.

Su influencia se percibe en varios frentes: la coordinación con la FIFA y su relación con Gianni Infantino; la articulación del proyecto del Mundial 2030, que planea partidos en Argentina, Paraguay y Uruguay y contempla una edición de 64 selecciones por única vez; y la gestión de premios que alimentan a clubes y ligas de la región.


Deseo 1: un sudamericano campeón del mundo

Domínguez prioriza que una selección de la Confederación vuelva a ganar el Mundial. Para alcanzar ese objetivo, la Conmebol apuesta a potenciar la competencia internacional, a mejorar la logística y a sostener calendarios que no desbalanceen a los clubes. La región cuenta con selecciones de alto nivel —Argentina y Brasil son las potencias tradicionales— pero la intención es que el resto de las federaciones reduzcan la brecha competitiva con medidas técnicas y financieras.


Deseo 2: la Finalissima y la proyección internacional

La Finalissima, prevista para el 27 de marzo en Doha, figura como un evento simbólico y estratégico: además de dirimir un trofeo entre selecciones sudamericanas y europeas, funcionará como vidriera comercial y de imagen. Domínguez busca que Argentina confirme el título allí y que el partido sirva para consolidar la marca Conmebol en mercados extrarregionales.


Deseo 3: crecimiento del fútbol sudamericano y reparto de ingresos

El tercer foco es económico: ampliar ingresos para distribuir entre clubes y federaciones. La Conmebol ya reparte montos relevantes en competencias como la Copa Libertadores y la Copa Sudamericana; según lo informado, además otorga 500000 dólares a cada campeón de liga de los 10 países miembro. Domínguez impulsa aumentar premios y derechos comerciales para que los clubes reciban más recursos y puedan invertir en infraestructuras, formación juvenil y sueldos, lo que a la vez fortalece la competencia local y regional.


Conmebol frente a la UEFA: perfil y estrategia

En el relato público y en la competencia institucional, Conmebol se presenta con un perfil más protagónico y cercano a los actores del fútbol que la UEFA, según la comparación que se suele hacer con Aleksander Čeferin. Esa mayor visibilidad facilita acuerdos y proyectos regionales, aunque las diferencias económicas entre clubes sudamericanos y europeos siguen siendo notorias. Domínguez apuesta a compensar esas brechas mediante una gestión centralizada de derechos y un reparto más equitativo de recursos.


Impacto para clubes, federaciones y calendario

Si las ambiciones de Domínguez prosperan, los clubes podrían recibir mayores ingresos por competencias continentales, lo que reduciría la dependencia de ventas de jugadores y permitiría inversión deportiva y de infraestructura. Para las federaciones nacionales, el aumento de recursos significaría más programas de desarrollo juvenil, mayor profesionalización de las ligas y capacidad para afrontar eventos internacionales.

No obstante, la materia pendiente es la armonización del calendario: ampliar premios y competencias exige coordinar fechas y congestión con torneos locales y el calendario internacional, evitando que los clubes sufran sobrecarga de partidos.


El respaldo de las federaciones y los desafíos por delante

Domínguez cuenta con un respaldo mayoritario de las federaciones sudamericanas, lo que le da legitimidad para impulsar cambios. Pero la ejecución requerirá negociaciones finas con clubes, ligas, sponsors y la propia FIFA, además de una estrategia comercial que aumente ingresos sin sacrificar competencias históricas.

El plan del Mundial 2030 con 64 equipos es una apuesta de gran repercusión: permitiría expandir la presencia sudamericana en el torneo y generar un salto comercial. Será, según las propias palabras públicas del dirigente, “por única vez”, y su concreción depende de acuerdos internacionales complejos.


Qué viene en 2026

Para 2026 el eje estará en consolidar la Finalissima, reforzar la caja de premios continentales y avanzar en la logística del Mundial 2030. En el medio, los clubes y federaciones esperan definiciones sobre distribución de ingresos y calendarios. Si la Conmebol logra traducir visibilidad en mayores recursos, la región podría mejorar su competitividad frente a Europa; si no, las diferencias económicas se mantendrán como limitante.


Fuentes: Olé