El debate por la escuela en casa: la propuesta de incluir el homeschooling en la Ley de Libertad Educativa

Qué propone la Ley de Libertad Educativa y cómo cambia la escena
La Ley de Libertad Educativa que impulsa el Gobierno habilita la educación en casa (homeschooling) como modalidad formal y busca reemplazar la Ley de Educación Nacional 26.206. En ese marco aparecen voces a favor, que celebran la posibilidad de regular experiencias no presenciales, y críticas que advierten riesgos de desigualdad y debilitamiento del rol estatal.
FreeQuest Academy, una propuesta privada digital con sede registrada en Florida que ofrece programas en inglés y en español alineados con la currícula argentina, es uno de los ejemplos que surgen en el debate. Su responsable, Dolores Smith, defiende la educación en casa como una opción complementaria que debe ser optativa y regulada con evaluaciones periódicas.
Cómo funciona una propuesta como FreeQuest
FreeQuest plantea una escolaridad sin presencialidad física: contenidos y evaluaciones se organizan desde una plataforma, los alumnos trabajan en el hogar y la institución emite boletines y documentación que puede apostillarse para equivalencias. Según Smith, el programa en español sigue la currícula argentina y suma materias adicionales como Finanzas, Nutrición y Biotecnología.
La institución distingue dos recorridos: uno con currícula estadounidense en inglés y otro en español alineado al sistema local. Los exámenes son mayormente de tipo multiple choice y los estudiantes reciben un boletín que, en la práctica, facilita la gestión de equivalencias para estudios superiores. Smith afirma que ya hay egresados que cursan universidades en Argentina y en el exterior.
Las críticas centrales: equidad, Estado y socialización
Los sindicatos docentes y varios especialistas sostienen que la regulación del homeschooling puede debilitar la responsabilidad del Estado en garantizar aprendizajes uniformes y accesibles. Señalan riesgos concretos: mayor desigualdad educativa si el acceso a recursos digitales y a acompañamiento familiar es dispar, y dificultades para controlar la calidad pedagógica fuera del marco escolar tradicional.
Un punto recurrente es el de la socialización. Smith admite que la interacción es el punto débil del modelo virtual y propone complementar con actividades presenciales en Arte, Música y Educación Física organizadas por las familias. Sin embargo, los críticos alertan que esa solución depende de recursos y redes que no todas las familias pueden garantizar.
La figura del docente y la objeción de fondo
Smith sostiene que, en muchos casos, la figura del docente frente a 30 alumnos “pone un techo al aprendizaje” por limitaciones de tiempo y organización. No adjudica la crítica a los maestros de manera personal sino al diseño del sistema: cuestiona que un solo docente deba atender heterogeneidades marcadas y realizar numerosas tareas administrativas.
Para los defensores del sistema tradicional, la propuesta ignora el valor pedagógico del trabajo colectivo del aula y la formación de habilidades sociales que se desarrollan en la convivencia escolar. Además, advierten que la profesionalidad docente no puede reemplazarse por plataformas digitales sin supervisión y regulación estatal estricta.
Costo y certificación: barreras prácticas
En términos económicos, Smith indica que la propuesta de FreeQuest en español se ofrece en diez cuotas anuales de aproximadamente 100000 pesos cada una, sin matrícula. El precio la ubica en un rango comparable al de una escuela privada de nivel medio en grandes ciudades, lo que abre el debate sobre la accesibilidad social de la modalidad.
En materia de certificación, FreeQuest emite un boletín oficial de Estados Unidos (por su habilitación en Florida) que puede apostillarse y tramitar equivalencias en el Ministerio de Educación argentino. Esto plantea vías formales de continuidad académica, pero también interrogantes sobre la supervisión, la homologación efectiva y la calidad de las evaluaciones.
Qué implicaría reconocer el homeschooling en la ley
Si la Ley de Libertad Educativa incorpora la educación en casa como modalidad formal, quedaría regulado el registro de planes de estudio y las evaluaciones periódicas para los estudiantes que opten por cursar fuera de aulas presenciales. Para experiencias como FreeQuest podría significar salir de la “zona gris” y tener un vínculo más directo con el sistema local, pero también exigiría reglas claras sobre rendición de cuentas y criterios de calidad.
El debate, en definitiva, combina preguntas pedagógicas, sociales y políticas: quién garantiza la igualdad de oportunidades, cómo se protege el derecho social a la educación y qué rol tendrá el Estado en fiscalizar modalidades no presenciales. Para Smith, la alternativa tiene sentido si es optativa y amplía el menú de opciones; para sus críticos, abre la puerta a profundizar desigualdades si no se implementa con fuertes salvaguardas.
Fuente: Perfil
