Viernes, 26 Diciembre 2025
Estrés económico: una privación extendida

El estrés económico ya alcanza a casi la mitad de los hogares urbanos, según la UCA

El informe de la UCA señala que el estrés económico alcanza a casi la mitad de la población urbana y supera con creces la pobreza por ingresos. El trabajo destaca la imposibilidad de ahorrar y la fragilidad de amplios sectores medios como problemas centrales.
Persona revisando cuentas y gastos domésticos
Persona revisando cuentas y gastos domésticos

Un indicador que amplía la mirada sobre la pobreza

El último informe del Observatorio de la Deuda Social Argentina (UCA) muestra que el estrés económico alcanza cerca de la mitad de la población urbana, una proporción significativamente mayor que la pobreza medida por ingresos. El trabajo señala que muchas familias no pobres en términos estadísticos declaran que sus ingresos no alcanzan para cubrir gastos básicos o afrontar imprevistos.

Qué mide el estrés económico

El informe «Balance de las capacidades de consumo en la Argentina urbana medida a través de las privaciones monetarias y el estrés económico», elaborado por Julieta Vera, introduce una medición que va más allá de la línea de pobreza por ingresos: incorpora la percepción de falta de capacidad para mantener el consumo habitual, la imposibilidad de ahorrar y la vulnerabilidad ante shocks económicos. En ese sentido, no poder formar un colchón de ahorro se considera una forma de privación.

Un fenómeno que atraviesa clases sociales

El estudio destaca que el estrés económico se expandió con fuerza entre los segmentos de clase media baja y media. Incluso hogares con empleo formal y continuidad laboral reportan incapacidad para ahorrar o para absorber aumentos en gastos de vivienda, salud y transporte. Esa fragilidad explica parte del malestar social persistente: no se trata solo de pérdida de ingresos puntuales, sino de un desgaste prolongado del poder adquisitivo.

Paradoja entre datos macro y experiencias cotidianas

Aunque algunos indicadores macroeconómicos mostraron señales de estabilización hacia fines de 2025 —como una desaceleración de la inflación—, esos cambios no se condensaron en una mejora proporcional del bienestar doméstico. El informe apunta a dos factores: un rezago financiero y psicológico tras años de inflación alta, y una estructura de gasto que se volvió más rígida, con mayor peso de alquileres, servicios públicos, salud y transporte.

Consecuencias sociales y económicas

El estrés económico incrementa la dependencia del crédito informal o de corto plazo, reduce la capacidad de consumo y eleva la vulnerabilidad ante shocks. Para las políticas públicas, supone que las soluciones centradas únicamente en indicadores de pobreza por ingresos pueden quedar cortas: es necesario atender la falta de margen financiero y la imposibilidad de ahorrar como problemas centrales.

Implicancias para la agenda pública

El informe sugiere que la recomposición de ingresos y medidas que alivien la carga de gastos fijos (subsidios focalizados, reducción del peso de tarifas sobre los más vulnerables, o políticas de vivienda) son centrales para reducir el estrés económico. También plantea la importancia de fortalecer instrumentos de ahorro y crédito formal con condiciones accesibles para hogares de bajos y medios ingresos.

Qué mide el Observatorio y por qué es relevante

El Observatorio de la Deuda Social Argentina de la UCA realiza estudios periódicos sobre privaciones, acceso a servicios y condiciones de vida en áreas urbanas. Sus mediciones buscan complementar las estadísticas oficiales con indicadores que capten dimensiones más amplias del bienestar y la vulnerabilidad. En el contexto actual, su aporte ayuda a interpretar por qué mejoras macroeconómicas no siempre revierten rápidamente la sensación de precariedad en los hogares.

Conclusión

El auge del concepto de estrés económico obliga a ampliar la mirada sobre la vulnerabilidad social: no es suficiente medir cuántos hogares quedan por debajo de la línea de pobreza, sino también cuántos carecen de margen para enfrentar imprevistos o sostener su consumo. Para 2026, el desafío político será diseñar políticas que recuperen ingresos reales y, al mismo tiempo, reduzcan la rigidez del gasto familiar.


Fuentes: Perfil - Observatorio de la Deuda Social (UCA)