Energía y minería: la cuenta pendiente que pone en riesgo las mega inversiones

Por qué la falta de energía complica el desembarco masivo de inversiones mineras
La energía es hoy un factor decisivo en la viabilidad de los proyectos mineros: sin capacidad de generación firme y tendidos de transporte confiables, las inversiones incluidas en solicitudes al RIGI por 21.000 millones de dólares corren riesgo de no concretarse.
Panorama general
Empresas y gobernadores coinciden en que la Argentina dispone de recursos minerales atractivos —cobre, litio y oro— y que varios proyectos ya solicitaron beneficios del Régimen de Incentivo para Grandes Inversiones (RIGI). Sin embargo, la infraestructura eléctrica y la certeza sobre el acceso a energía a precio y plazo razonables aparecen como escollos centrales.
Los números que preocupan
- Solicitudes al RIGI por 21.000 millones de dólares.
- Iniciativas cupríferas que podrían implicar desembolsos por 15.000 millones de dólares.
- Proyectos que demandarían hasta 750 megawatts en su fase plena, según estimaciones del sector.
- Un ejemplo de obra incluida en la ecuación: el tendido de una línea que el proyecto Vicuña prevé en 330 millones de dólares (según documentación del proyecto).
Fuente: Clarín, periodo: 2025
¿Qué infraestructura falta?
El sector identifica dos necesidades concretas: mayor generación de energía —en particular centrales térmicas capaces de ofrecer energía firme— y expansión de la red de transporte (líneas de alta tensión) para llevar ese suministro hasta las zonas cordilleranas donde se ubican los proyectos.
Algunas compañías aceptan financiar caminos o tendidos si pueden incorporar ese costo al proyecto y tener garantías de uso. Menos proclives están a asumir inversiones de muy alto costo sin certezas sobre el acceso exclusivo o prioritario al flujo eléctrico cuando la mina alcance su máxima producción.
El cambio de reglas y la incertidumbre financiera
La política energética oficial apunta a una transición hacia reglas de mercado: menos subsidios directos y contratos libres entre generadores y compradores. En la práctica, esa vuelta a la “normalidad” se enfrenta a la fragilidad financiera de varias distribuidoras (con deudas acumuladas) y a la necesidad de financiamiento para obras de transporte, lo que desalienta inversiones en generación cuando el mercado no garantiza pago o estabilidad regulatoria.
Una ecuación económica exigente
Una central térmica de ciclo combinado que genere cientos de megawatts puede costar del orden de 1.000 millones de dólares; el ejemplo muestra la magnitud de inversión que se exige para asegurar energía firme. El sector minero necesita previsibilidad: plazos de obra, costo del financiamiento y seguridad sobre la disponibilidad de divisas (uno de los beneficios del RIGI es la libre disponibilidad de divisas a partir del cuarto año de explotación).
Impacto potencial y plazos
Si las inversiones se concretan, la minería podría transformar la demanda doméstica de energía en los próximos años y triplicar exportaciones hacia 2030, según metas oficiales. Pero para que una central térmica funcione a pleno en cuatro años, la decisión sobre su financiamiento y construcción debe tomarse ya. Esa urgencia choca contra la incertidumbre política y regulatoria que perciben los potenciales financiadores.
Fuentes: Clarín
