Entre tradición e innovación: La Montevideana relanza un clásico del helado argentino

La Montevideana vuelve al mercado combinando tradición con tecnología
Helado, Montevideana y tradición son las claves del relanzamiento de La Montevideana: la histórica marca rosarina recuperó su identidad tras una compra y una inversión en maquinaria italiana, procesos certificados y una red de distribución nacional.
Origen y rescate de una marca con memoria
Nacida en Rosario en 1967, La Montevideana ganó presencia por su propuesta de calidad y cercanía. Tras etapas de pérdida de mercado vinculadas a ventas a multinacionales, la adquisición por Monthelado S.A. impulsó un plan para recuperar el ADN de la marca sin resignar eficiencia productiva.
Tres ejes estratégicos
- Legado y pertenencia cultural: la marca apunta a conservar sabores tradicionales asociados a la memoria afectiva de las familias argentinas.
- Calidad accesible: incorpora procesos con certificaciones internacionales y materias primas seleccionadas, buscando un equilibrio entre precio y calidad.
- Distribución y disponibilidad: una red propia pretende asegurar presencia en provincias y comercios de cercanía.
Inversión en tecnología y escala industrial
La compañía incorporó maquinaria italiana y optimizó líneas de producción para combinar capacidad masiva con estándares internacionales. La modernización incluye prácticas de control de calidad y empaques pensados para el transporte de larga distancia.
Posicionamiento frente al consumidor
La estrategia comercial mezcla nostalgia y renovación. La Montevideana busca reconquistar a consumidores que crecieron con sus sabores y sumar a nuevas generaciones con presentación y logística renovadas. Desde la empresa destacan que el relanzamiento no pretende reemplazar la identidad tradicional, sino potenciarla con procesos modernos.
Impacto en la cadena y en el mercado local
La relocalización de parte de la producción en Rosario y la inversión en logística generan empleo local y oportunidades para distribuidores regionales. Para el sector heladero industrial, el renacimiento de una marca con reconocimiento puede favorecer la competencia y ampliar la oferta en puntos de venta de barrios y supermercados.
Para consumidores: la propuesta promete sabores clásicos disponibles con mayor continuidad y en presentaciones adaptadas al mercado actual. Para la industria: es un ejemplo de cómo combinar patrimonio de marca con técnicas productivas contemporáneas.
