Importación de 150 colectivos chinos sacude a la industria metalúrgica y pone en alerta a los proveedores

La llegada masiva de colectivos pone en riesgo la cadena de valor metalúrgica
La importación de 150 colectivos totalmente fabricados en China para el transporte urbano en la Ciudad de Buenos Aires encendió la alarma en la industria metalúrgica y autopartista: empresarios y pymes advierten que la medida desplaza producción local y amenaza empleo en fábricas de carrocerías y chasis.
Qué pasó y quiénes están implicados
Un grupo empresario nacional adquirió 150 unidades chinas con motor a GNC destinadas al transporte urbano en la CABA. Metropol, la compañía que compró las unidades, tiene raíces en Misiones y consolidó su llegada al mercado porteño con relaciones políticas y comerciales desarrolladas en los últimos años. La firma se asoció a proveedores y gestionó la importación de los colectivos fabricados por King Long (China).
Reacción de la industria local
Fuentes del sector metalúrgico y pymes consultadas por la prensa expresaron preocupación por el efecto inmediato sobre plantas locales que producen chasis y carrocerías urbanas. En provincias como Santa Fe existen fábricas orientadas a larga distancia con cerca de 1.000 empleos directos y alrededor de 4.000 indirectos vinculados a la cadena de valor. La llegada de unidades completas reduce la demanda de componentes y servicios locales que sostienen esas plantas.
El rol de Paolo Rocca y la dinámica del sector
Paolo Rocca, titular de una de las principales multinacionales argentinas, se convirtió en una referencia para algunos sectores que piden medidas de protección o un plan industrial. La discusión tiene antecedentes: en gobiernos anteriores hubo cruces sobre la apertura a productos chinos y el impacto sobre el acero y la producción local. Hoy, industriales piden reglas claras, incentivos para la modernización y programas que promuevan contenido local en las nuevas tecnologías.
Qué dicen los gremios y asociaciones empresarias
Adimra y referentes de la UIA señalaron que los productos chinos tienen ventajas de costos que las empresas locales no pueden igualar sin una política industrial activa. Piden instrumentos que vinculen incorporación tecnológica con desarrollo de proveedores y generación de empleo. Para los metalúrgicos, la importación de unidades completas genera desplazamiento de la producción local y efectos sobre proveedores y capacidad instalada.
Casos regionales y concentración geográfica
La producción de carrocerías urbanas está concentrada en la provincia de Buenos Aires, mientras que la fabricación de carrocerías y chasis de larga distancia tiene presencia relevante en Santa Fe. Esa distribución geográfica hace que el impacto de las importaciones alcance a distintos polos productivos y a cadenas de proveedores que incluyen industrias metalúrgicas, de piezas y servicios asociados.
Fuente: Perfil; periodo: noviembre 2025
Impacto sobre las pymes
Los proveedores PyME describen una situación de fragilidad: costos altos, capacidad de financiamiento limitada y dificultad para competir con precios de importación. Aunque algunas empresas grandes pueden amortiguar shocks y reorientar mercados, muchas pymes no tienen ese margen y temen pérdida de clientes y reducción de planteles.
Argumentos de quienes importan
Desde Metropol y defensores de la operación destacan la rapidez industrial y el costo de producción de fabricantes chinos como King Long. En algunos mercados de la región —por ejemplo Chile— ya circulan unidades chinas, incluidas versiones eléctricas. En el caso argentino, las unidades adquiridas son a GNC, lo que, según algunos fabricantes locales, podría dar mayor confiabilidad operativa en comparación con alternativas eléctricas emergentes.
Qué piden los industriales
Las demandas principales del sector incluyen: reglas más estrictas sobre contenido local, incentivos a la inversión para reconvertir plantas, programas de transición tecnológica y mecanismos que protejan el empleo sin cerrar el país al ingreso de nuevas tecnologías. Los industriales recuerdan que medidas similares están en marcha en Europa, Estados Unidos y Brasil para armonizar incorporación tecnológica con políticas industriales.
Escenarios posibles
Si la tendencia se mantiene, algunas fábricas podrían reorientar su oferta hacia nichos especializados o servicios de posventa, mientras otras reducirían escala o —en el peor escenario— cerrarían líneas de producción. El riesgo política-empresarial es que la falta de una respuesta coordinada derive en pérdida de capacidades productivas que costaron décadas consolidar.
Fuente: Perfil
