La histórica relación entre la carne y los argentinos se deshilacha

Consumo de carne en baja: factores económicos y culturales detrás de la caída
El consumo de carne vacuna en Argentina registró mínimos recientes: 47 kg por habitante en 2024 y un leve repunte a 50 kg en 2025, según datos citados por el Instituto de Promoción de la Carne Vacuna en Argentina (IPCVA). El fenómeno combina cambios en hábitos alimentarios, aumento de precios relativos y la mayor presencia de alternativas como pollo, cerdo y productos vegetales.
Una tradición en transformación
La carne a la parrilla formó durante décadas parte central de la identidad culinaria argentina. Sin embargo, las últimas generaciones modificaron frecuencias de consumo por razones diversas: preocupación por la salud, conciencia ambiental, migración de gustos y costos más elevados de la carne vacuna en relación con otras proteínas.
Datos de producción y comercio
Argentina produjo 3,1 millones de toneladas de carne en 2024 y exportó casi un tercio de esa cifra, de acuerdo con la secretaría de Agricultura, Ganadería y Pesca. El mercado internacional, con Asia y especialmente China a la cabeza, absorbe buena parte de la oferta: cerca del 70% de la carne exportada tiene como destino ese mercado, según el IPCVA.
Impactos en la cadena y en la mesa
Para el sector cárnico, la menor demanda interna empuja a priorizar exportaciones y a ajustar precios. Los consumidores, por su parte, equilibran el consumo alternando con pollo y cerdo, que resultan más accesibles. Además, la oferta de productos veganos y vegetarianos, y la visibilidad de dietas con menos carne, marcan un cambio cultural notable.
Contexto histórico y cultural
Historiadores señalan que a principios del siglo XIX el consumo por habitante alcanzaba cifras muy superiores a las actuales; la masificación del frigorífico y el desarrollo ganadero consolidaron la imagen internacional de la carne argentina. Hoy ese vínculo se redefine entre exportación masiva y cambios en la demanda doméstica.
Qué mirar en 2026
El desafío para productores y reguladores será sostener la competitividad internacional sin perder de vista la accesibilidad para los consumidores locales. Las políticas de precios, incentivos a la producción y la diversificación de mercados serán claves para equilibrar producción, consumo y valor agregado.
Fuentes: El Día / AFP / IPCVA
