La psicología del maquillaje explica cómo verse más joven y proyectar confianza

Cómo el maquillaje influye en la percepción y en el bienestar
La relación entre maquillaje y psicología incluye el deseo de verse más joven y de mostrar confianza. Ana Ansorena, especialista en estilismo y maquillaje, explicó que el maquillaje funciona como una herramienta de comunicación personal: no solo embellece, sino que ayuda a la persona a presentarse y a sentirse mejor ante los demás.
Maquillaje: más que estética
Ansorena describe el maquillaje como un recurso para «que nos vean». Sus usos van desde corregir rasgos que generan inseguridad hasta potenciar la proyección social: un labial intenso para llamar la atención, un rubor para transmitir vitalidad o un delineado que agrande la mirada y reduzca la sensación de cansancio. Estas elecciones están vinculadas con procesos psicológicos básicos: autoimagen, autoestima y estrategias de afrontamiento.
Técnicas concretas que «restan años»
- Ojos: Un maquillaje de ojos bien planteado abre la mirada, crea sensación de mayor alerta y, según la especialista, ayuda a «restar años» al rostro.
- Rubor: Aplicarlo en la zona adecuada replica el color natural del rubor facial y aporta un aspecto saludable y juvenil.
- Labios: Los tonos y la intensidad del labial influyen en la percepción de atracción y seguridad; el rojo intenso, por ejemplo, atrae más la mirada en contextos sociales.
Psicología del color y comunicación no verbal
El color también transmite mensajes: el labial rojo suele asociarse con mayor visibilidad y atracción, mientras que tonos neutros transmiten discreción. Ansorena citó un estudio francés que sugiere que los labios pintados de rojo recibían más atención en espacios públicos como bares; ese resultado ayuda a entender por qué determinadas elecciones cromáticas incrementan la percepción de confianza.
El impacto de las redes sociales
Las plataformas digitales cambiaron la manera de maquillarse: la necesidad de destacar en fotos y videos impulsa looks más marcados. Según la especialista, las imágenes de alto impacto cosechan más interacción en redes, lo que incentiva estilos que garantizan visibilidad. También advirtió el riesgo de exceso: sin interpretar adecuadamente una estética, se puede terminar «hipermaquillada», perdiendo naturalidad y coherencia con la propia identidad.
Detalles que completan la imagen
No solo importa el rostro: las manos y la manicura son elementos que los interlocutores suelen inspeccionar. Una piel de manos deshidratada puede modificar la percepción de edad y cuidado personal; esmaltes en tonos como rojo o borgoña se asocian con autoridad y resultan apropiados si se busca proyectar liderazgo en una entrevista laboral.
Recomendaciones prácticas
- Priorizar cuidados de la piel antes de aplicar maquillaje: hidratación y protección solar mantienen la base del aspecto saludable.
- Usar rubor para dar frescura: aplicar poco y en el lugar correcto para simular un rubor natural.
- Enfocar el maquillaje de ojos para abrir la mirada si se desea un efecto rejuvenecedor.
- Elegir el tono de labial según la intención comunicativa: más intenso para visibilidad, más natural para cercanía.
- Atender detalles complementarios (manos, cejas, esmalte) para una imagen coherente.
Una mirada integral
El maquillaje, cuando está alineado con la persona, no es una máscara: es una extensión de la identidad que puede mejorar la percepción propia y la relación con el entorno. Desde la óptica psicológica, esas mejoras en la autoimagen suelen traducirse en mayor seguridad y en comportamientos que refuerzan la confianza.
Fuente: La Gaceta Play
