Milei busca cumplir la promesa del Presupuesto al FMI

Senado vota el viernes y el Gobierno intenta cerrar el acuerdo con el FMI
Javier Milei necesita que el Presupuesto llegue aprobado al directorio del FMI para obtener el aval que permita un waiver tras el serio incumplimiento en la acumulación de reservas exigida por el organismo. El proyecto se tratará este viernes en el Senado; Patricia Bullrich se comprometió a impulsarlo pero encontrará resistencias internas y protestas de gobernadores por recortes en partidas.
El fondo puso como condición política la señal de consenso que representa el Presupuesto. En reuniones informales en Washington, los auditores del FMI —liderados por Nigel Chalk, según la crónica— condicionaron el respaldo parcial a la aprobación del marco presupuestario. El organismo advirtió además un desvío en las reservas estimado en unos US$ 11.000 millones respecto de la meta originalmente fijada por el Ministerio de Economía.
Para intentar encauzar la negociación, el equipo económico elaboró una nueva “tablita cambiaria” y anunció que el Banco Central saldrá a acumular billetes en el mercado, un giro respecto de declaraciones previas. Ese compromiso forma parte de las señales que el Gobierno presentó como respuesta a la preocupación de Washington y del Tesoro de Estados Unidos.
En el plano político doméstico, la sesión en el Senado llega tensionada. Gobernadores y sectores provinciales se quejan de artículos que recortan fondos y de la amenaza de figuras como Manuel Adorni de “podar” partidas. Además, la inclusión a último momento de un artículo polémico —numerado como 75 en la versión citada— que afectaría financiamiento para universidades y tratamientos por discapacidad encendió fuertes internas dentro del oficialismo.
Según el relato público, ese artículo fue impulsado por Santiago Caputo y su equipo, lo que generó una crisis política que atravesó a la mesa chica del Gobierno y a los bloques aliados en el Parlamento. Hubo reproches cruzados: diputados y senadores afines amenazaron con no tratar la norma si persistían las “chicanas” y los “despropósitos” provenientes de la Casa Rosada.
Los cruces afectaron también a otros dirigentes del espacio oficialista. En la Cámara de Diputados se registraron confrontaciones que dejaron rispideces entre referentes provinciales y nacionales; además, el episodio complicó el calendario legislativo y, según la crónica, puso en riesgo el tratamiento de una reforma laboral que el Ejecutivo pretende impulsar.
En el frente financiero, la expectativa del mercado por la asistencia privada se enfrió: bancos de inversión y fondos extranjeros habrían planteado condiciones y garantías que limitaron la llegada de financiamiento. Informes de Wall Street cuestionaron la capacidad de las autoridades locales para cumplir la meta ambiciosa de acumulación de reservas anunciada inicialmente por el Gobierno.
En paralelo, la pulseada política se complejizó con episodios vinculados a designaciones en organismos como la Auditoría General de la Nación, que en algunos pasajes de la crónica se describen como maniobras que podrían generar un escándalo si se aceleran sin acuerdo político. También aparecen referencias a negociaciones más amplias, como conversaciones sobre la Corte Suprema que, según el artículo, podrían incluir acuerdos con sectores del kirchnerismo y gobernadores del norte.
Lo que está en juego esta semana es, por un lado, la posibilidad de asegurar ante el FMI un aval político que facilite la continuidad del programa financiero; por otro, la estabilidad interna del oficialismo, que deberá amontonar apoyos en el Senado para evitar que las tensiones internas y los reclamos provinciales deriven en una derrota parlamentaria.
Contexto: un waiver del FMI suele autorizar temporalmente la continuidad de un programa pese a incumplimientos técnicos, siempre que exista una señal política de compromiso (por ejemplo, un Presupuesto aprobado). La aprobación del Presupuesto se presenta así como la pieza clave para desbloquear financiamiento y recuperar confianza externa.
Fuentes: Clarín
