Miércoles, 26 Noviembre 2025
Exposición temprana y efectos neurobiológicos en adolescentes

Mitad de los adolescentes accede a pornografía desde los 13 y especialistas alertan por efectos cerebrales

La rápida expansión del acceso a Internet y las redes sociales facilita el contacto temprano con pornografía: especialistas citan datos que ubican en torno al 90% a los adolescentes que ya consumieron contenidos explícitos y advierten alteraciones neurobiológicas comparables, en ciertos aspectos, a las adicciones. Detectar la conducta en jóvenes es complejo porque suele ser silenciosa; las recomendaciones incluyen educación sexual integral, supervisión tecnológica y atención profesional ante signos de aislamiento o uso compulsivo.
Adolescente frente a pantalla, ilustración sobre consumo de pornografía
Adolescente frente a pantalla, ilustración sobre consumo de pornografía

Exposición temprana, adicción y cambios en la química cerebral

La pornografía, el acceso a través de la tecnología y la conducta sexual juvenil forman hoy un triángulo de riesgo: pornografía, adolescentes, efectos cerebrales aparecen como palabras clave para entender por qué especialistas comparan esta conducta con adicciones. La psicóloga Marcela Artstein afirmó que el uso temprano y frecuente puede provocar alteraciones neurobiológicas similares a las que producen algunas drogas y que la detección en la población adolescente suele llegar tarde.

Fuente: Save the Children, periodo: no especificado

Qué dicen los datos citados

Según un estudio citado por especialistas y la entrevista con la directora de la carrera de Psicología de la Universidad Blas Pascal, alrededor del 90% de los adolescentes argentinos habría consumido pornografía; el 50% de los jóvenes entre 11 y 13 años vio pornografía en Internet y el 15% declaró haberlo hecho antes de los 12 años. Además, el 51% accede a contenido mediante intercambio de fotos o videos por WhatsApp o redes sociales y el 76% consume principalmente pornografía dura.

Alteraciones neurobiológicas y similitudes con adicciones

Artstein explicó que la tecnología habilitó un acceso sostenido y privado a contenidos explícitos, lo que puede generar patrones compulsivos. Si bien no es idéntico a la adicción por sustancias, los estudios neurocientíficos muestran efectos en la circuitería neuronal: sensibilización de la respuesta dopaminérgica, aparición de desencadenantes y mayor vulnerabilidad al estrés. Según la especialista, esos cambios pueden manifestarse en aislamiento, retraimiento social y alteraciones en el funcionamiento cotidiano.

Detección y señales de alarma

La adicción a la pornografía suele ser silenciosa y más difícil de advertir que otras adicciones porque no deja huellas físicas visibles. Los indicadores prácticos que sugirió la especialista incluyen: disminución del interés en actividades sociales, justificaciones reiteradas para quedarse solo, cambios bruscos en ánimo y rendimiento escolar, y uso desmedido de dispositivos en horarios atípicos. Artstein aclaró también que no todo consumo es adictivo: hay usos moderados y contextos de pareja donde el contenido se emplea con un fin erótico compartido.

Impacto en la sexualidad y en las expectativas sobre el otro

Los especialistas advierten que la pornografía funciona muchas veces como fuente educativa para adolescentes y que eso moldea percepciones sobre el sexo, el cuerpo y las relaciones. Citaron datos que muestran una baja frecuencia de encuentros sexuales en adultos jóvenes (un estudio de EE. UU. citado por la especialista indicó que en 2024 solo el 37% de los adultos tuvo sexo semanalmente) y que, en la franja de 18 a 29 años, uno de cada cuatro no tuvo sexo en el último año. Para Artstein, esto sugiere que la satisfacción o la búsqueda de placer se está mediando por experiencias solitarias vinculadas a la pornografía en lugar del encuentro real con otro.

Recomendaciones para familias y escuelas

Los profesionales consultados proponen varias medidas prácticas: supervisión tecnológica adaptada a la edad, diálogo abierto y no punitivo sobre sexualidad, educación sexual integral en escuelas que incluya medios digitales y límites claros sobre privacidad y circulación de imágenes. En casos de sospecha de abuso o conducta compulsiva, recomiendan la intervención de profesionales de salud mental con experiencia en adicciones comportamentales y en adolescencia.

Contexto y limitaciones de los datos

En Argentina no existen estadísticas oficiales con evidencia empírica nacional completa sobre este fenómeno; los porcentajes citados provienen de estudios de organizaciones como Save the Children y de observaciones clínicas. La Universidad Blas Pascal, donde se desempeña Marcela Artstein, es una universidad privada de Córdoba. Las expertas coinciden en que las cifras locales podrían ser similares o más altas, pero subrayan la necesidad de estudios epidemiológicos nacionales que permitan diseñar políticas públicas y programas de prevención basados en evidencia.


Fuentes: Perfil