Viernes, 19 Diciembre 2025
Informe preliminar revela daños crónicos por cautiverio

Necropsia preliminar de Kenya detecta tuberculosis y osteomielitis tras décadas de cautiverio

La necropsia preliminar del santuario en Brasil registró tuberculosis probable, osteomielitis avanzada y múltiples daños crónicos atribuibles a décadas de vida en recintos inadecuados.
Kenya, la elefanta durante su traslado al Santuario Global para Elefantes en Brasil
Kenya, la elefanta durante su traslado al Santuario Global para Elefantes en Brasil

Hallazgos preliminares y contexto

La necropsia preliminar de Kenya, la elefanta que llegó en julio desde el Ecoparque de Mendoza al Santuario Global para Elefantes en Brasil, reveló lesiones crónicas asociadas al cautiverio: infiltrados pulmonares compatibles con tuberculosis, una osteomielitis severa y múltiples afecciones abdominales. El informe divulgado por la institución subraya que muchos de esos problemas tienen origen antiguo y se consolidaron durante décadas de vida en recintos inadecuados.


Qué encontraron los especialistas

Según el comunicado del santuario, las radiografías mostraron una infección ósea degenerativa (osteomielitis) avanzada, pérdida de estructura en varios dígitos de las patas y una degradación crónica de articulaciones que incluía líquido sinovial anómalo. En la cavidad abdominal hallaron nódulos, úlceras y un quiste de gran tamaño que comprometía órganos internos. Pero el dato más relevante desde el punto de vista sanitario fue el hallazgo pulmonar: imágenes y muestras macroscópicas indicaron infiltrados granulares en ambos pulmones y colapso alveolar, lo que llevó a las especialistas a considerar muy probable la presencia de tuberculosis.

El santuario aclaró que se trata de hallazgos preliminares y que los estudios definitivos demorarán meses, además de recordar que el laboratorio universitario encargado cerró por vacaciones y no procesará nuevas muestras hasta enero; las muestras se conservarán adecuadamente hasta entonces.


Signos y antecedentes durante su traslado y estadía

Antes de su traslado a Brasil, Kenya arrastraba problemas crónicos: diarrea persistente, infecciones dentales (colmillos), dieta inapropiada y falta de atención veterinaria especializada. Durante los meses en el santuario se le realizaron análisis fecales, de orina y sangre: las primeras pruebas fecales y urinarias fueron normales; en sangre se observaron mejoras respecto de las muestras tomadas en Mendoza, aunque esos exámenes no alcanzan a explicar el estado interno grave que reveló la necropsia.


Relación con otras muertes y protocolo sanitario

El santuario informó además que, por ahora, no hay indicios de que la muerte de Kenya esté vinculada con la de Pupy, otra elefanta trasladada desde Argentina que falleció semanas antes. En el caso de Pupy, la necropsia preliminar detectó infiltración por una ameba en pulmón e intestino y un cuadro general que sugería inmunocompromiso; las muestras de Pupy dieron negativas hasta ahora para tuberculosis, aunque quedan pruebas pendientes.

La institución explicó que mantuvo protocolos de cuarentena estrictos desde el inicio por precaución, y que el personal con contacto estrecho está sujeto a controles periódicos de salud, siguiendo protocolos que incluyen pruebas de tuberculosis.


Reflexión del santuario sobre el cautiverio

En su comunicado los responsables del santuario reconocieron el esfuerzo de los cuidadores que atendieron a los elefantes en Argentina, pero destacaron que esos cuidados no lograron revertir el daño acumulado por décadas en recintos que, aun siendo «históricamente hermosos», no eran adecuados para las necesidades físicas y sociales de elefantes africanos. El texto pone el foco en el impacto a largo plazo del encierro: problemas en las patas por permanecer en sustratos rígidos, enfermedades crónicas no resueltas y déficits nutricionales y de estimulación social.


Breve historia de Kenya

Kenya había llegado a la Argentina desde un zoológico alemán con aproximadamente cuatro años. Vivió cerca de cuatro décadas en el zoológico mendocino —luego convertido en Ecoparque— y pasó largos periodos sin contacto con otros ejemplares de su especie, acompañada, en ocasiones, sólo por la pintura de un elefante en una pared de cemento. Su traslado al santuario brasileño se había planteado como una oportunidad para brindarle espacio, compañía y cuidados especializados; llegó en julio y compartió algo más de dos meses con Pupy antes de fallecer.


Qué sigue: estudios y comunicación

El santuario reiteró que las necropsias completas demoran meses, porque incluyen cultivos y estudios histopatológicos que tardan en procesarse. En el caso de Kenya, algunas pruebas clave seguirán en análisis una vez que el laboratorio universitario reanude su actividad en enero. La institución dijo que comparte estos hallazgos preliminares para aclarar dudas públicas y evitar especulaciones sobre la relación entre ambas muertes, pero advirtió que no responderá a comentarios públicos que puedan sacar sus palabras de contexto.


Contexto sobre la tuberculosis en fauna y protocolos

La tuberculosis puede afectar a animales y humanos; en programas de manejo de fauna cautiva se aplican protocolos de diagnóstico, cuarentena y pruebas periódicas del personal con posible exposición. El santuario puntualizó que no existe intercambio de cuidadores entre hábitats de elefantes asiáticos y africanos y que, hasta el momento, no observa razones para pensar en transmisión cruzada entre las dos elefantas fallecidas.


Fuentes:

Clarín — Informe sobre Kenya