PRO: cuatro motivos del 2025 traumático y las preguntas abiertas hacia 2027

Un año de fracturas internas y pérdidas simbólicas
El 2025 fue uno de los años más difíciles para el PRO: la marca perdió centralidad electoral, sufrió fragmentación legislativa y afrontó tensiones con la coalición gobernante; el desafío ahora es reconstruir identidad y estrategia de cara al 2027. Las derrotas en CABA y la pérdida de bancas explican buena parte del agotamiento político del espacio.
1) Derrota en la Ciudad y el costo simbólico
El adelantamiento de las elecciones en la Ciudad, la apuesta por una agenda local propia y la posterior derrota frente a La Libertad Avanza (LLA) con Manuel Adorni marcaron un quiebre. El PRO quedó tercero tras 18 años de dominio y no ganó en ninguna de las 15 comunas. La caída operó como un síntoma visible de desgaste de la marca porteña, su distrito de referencia.
2) Invisibilización de la marca y acuerdos electorales
En la provincia de Buenos Aires y en otras jurisdicciones, la estrategia de construir acuerdos con LLA implicó en muchos casos la desaparición del amarillo en las boletas. Esa “invisibilización” buscó retener espacios legislativos, pero redujo el perfil público del PRO como organización autónoma y debilitó su identificación ante el electorado.
3) Pérdida de representación y diáspora parlamentaria
El bloque del PRO en Diputados se contrajo: de 35 legisladores antes de las sucesivas rupturas y cambios pasó a alrededor de 13 integrantes tras fugas, uniones con otras fuerzas y la formación de espacios provinciales. La merma de representación dificulta la capacidad de incidencia parlamentaria y potencia debates internos sobre liderazgo y rumbo.
4) Tensión Macri–Milei y la incógnita del liderazgo
La relación entre Mauricio Macri y Javier Milei osciló durante el año entre confrontación y búsquedas de entendimiento. Con la consolidación de LLA en el Congreso, la figura del expresidente perdió peso como socio estratégico para la gobernabilidad. Al mismo tiempo, la pregunta sobre el liderazgo del partido y el rol futuro de Macri quedó abierta: ¿seguirán los gobernadores como líderes territoriales o se reconstruirá un liderazgo nacional cohesionado?
Las hipótesis sobre 2026 y 2027
Dirigentes del PRO plantean dos líneas: trabajar para ser un partido competitivo en 2027 o acomodarse como una fuerza de apoyo a gobernadores propios. Varios referentes proponen un proceso de reconstrucción a mediano plazo (hasta 2031), con foco en profesionalizar cuadros, recuperar identidad y reforzar dinastías territoriales.
Riesgos y oportunidades
- Riesgos: pérdida permanente de base electoral frente a outsiders, fractura interna por disputas de liderazgo y la posibilidad de que dirigentes provinciales prioricen lo local sobre la reconstrucción nacional.
- Oportunidades: capital político residual (presencia territorial, gobernadores propios), posibilidad de reconstruir una oferta moderada que compita con LLA si el gobierno actual enfrenta desgaste económico o social.
Qué debería priorizar el PRO
Los analistas y dirigentes consultados proponen un plan en tres pasos: definir un proyecto político claro, profesionalizar la gestión partidaria y consolidar liderazgos territoriales que permitan recuperar estructura electoral sin depender exclusivamente de figuras nacionales. La decisión sobre si el partido será testimonial o volverá a ser una oferta de poder será central en los próximos meses.
Fuente: Infobae.
