Qué implica “dormir bien” y por qué a algunas personas les cuesta lograr un sueño reparador

Cómo identificar un sueño reparador y qué hacer si no lo lográs
El cardiólogo Jorge Tartaglione advirtió sobre el aumento del consumo de medicamentos para inducir el sueño y explicó en LN+ qué implica "dormir bien"; en esta nota repasamos las señales de un descanso reparador, las causas más frecuentes del insomnio y claves prácticas —avaladas por la evidencia— para mejorar la calidad del sueño.
Qué es dormír bien: señales de un sueño reparador
Dormir bien no es solo pasar horas en la cama. Un sueño reparador se reconoce por la facilidad para conciliar el sueño, mantenerlo sin despertares prolongados, despertar sintiéndose descansado y poder funcionar adecuadamente durante el día. La recomendación general para adultos es apuntar a 7–9 horas por noche, aunque la necesidad exacta varía entre personas.
Por qué cuesta lograrlo: factores comunes
Las causas del sueño no reparador son múltiples y suelen combinarse:
- Higiene de sueño deficiente: horarios irregulares, exposición a pantallas antes de dormir o habitación ruidosa o con luz excesiva.
- Estilos de vida: consumo de cafeína o alcohol, horarios de trabajo rotativos, poca actividad física durante el día.
- Problemas médicos: dolor crónico, apnea del sueño, reflujo gastroesofágico, trastornos psiquiátricos como ansiedad o depresión.
- Medicamentos o sustancias: algunos fármacos alteran la arquitectura del sueño; a su vez, hay un aumento observado en el uso de somníferos que preocupa a especialistas, como señaló Tartaglione.
- Factores sociales y ambientales: estrés laboral o familiar, cambios de rutina por viajes o eventos.
Consejos prácticos y basados en evidencia
Si el problema es ocasional, muchas veces basta mejorar hábitos; si es persistente, conviene consultar con un profesional de la salud. A continuación, claves útiles y aplicables:
- Regularidad: intentá acostarte y levantarte a la misma hora todos los días, incluso fines de semana. Esto sincroniza el reloj biológico.
- Ambiente: que la habitación esté fresca, oscura y silenciosa. Cortinas opacas, tapones o una máquina de ruido blanco pueden ayudar.
- Limitar pantallas: evitá dispositivos con luz azul (celular, tablet, TV) al menos 60 minutos antes de dormir. La exposición nocturna a pantallas retrasa la melatonina y dificulta conciliar el sueño.
- Cuidado con las sustancias: reducí el consumo de cafeína desde la tarde y moderá el alcohol. Ambos alteran la calidad del sueño a pesar de dar la sensación de somnolencia inicial.
- Actividad física: el ejercicio regular mejora el sueño, pero evitá hacerlo intenso justo antes de acostarte.
Medicamentos para dormir: precauciones
Tartaglione señaló un aumento en el uso de fármacos para inducir el sueño. Los medicamentos pueden ser útiles a corto plazo en situaciones agudas, pero el tratamiento crónico debe evaluarse con un médico: algunos somníferos generan tolerancia, dependencia o efectos secundarios que empeoran la calidad del descanso a largo plazo. La recomendación usual es combinar medidas conductuales (higiene del sueño, terapia cognitivo-conductual para el insomnio) antes de optar por medicación sostenida.
Cuándo consultar al médico
Solicitá evaluación profesional si sufrís despertares frecuentes, somnolencia diurna intensa, ronquidos con pausas respiratorias (posible apnea) o si los problemas de sueño afectan tu rendimiento y estado de ánimo. Un especialista puede indicar estudios del sueño, revisar medicación y proponer tratamientos específicos.
Pequeños cambios, impacto real
Mejorar la calidad del sueño suele requerir constancia: adoptar hábitos regulares y un entorno propicio puede reducir la necesidad de medicación y mejorar la salud cardiovascular, cognitiva y emocional. Si el problema persiste, buscá atención profesional para descartar causas tratables.
