Qué significa ser de clase media hoy: trabajo en blanco y pobreza

Un debate sobre la clase media y la precariedad laboral
La definición de clase media se tensiona cuando la experiencia cotidiana incluye trabajo formal pero no alcanza para cubrir necesidades básicas. El informe de la Fundación Pensar y el análisis del ensayista Alejandro Horowicz ponen el foco en esa disonancia: muchos se autoperciben como clase media pero reconocen que con su trabajo solo pueden subsistir, no progresar.
Los datos que ponen en discusión el concepto
El informe de la Fundación Pensar, think tank vinculado al PRO, encontró que el 55% de los encuestados considera que la clase media se está achicando. Se agrega que 6 de cada 10 personas (60%) creen que, con el trabajo que tienen, solo pueden “subsistir, pero no progresar”; el 63% dijo haber tenido que resignar consumos o actividades habituales y el 41% considera que vive peor que sus padres. Estos resultados fueron difundidos por la agencia NA y publicados por Perfil.
Esos porcentajes abren interrogantes sobre la relación entre estatus percibido y condiciones económicas reales: la autopercibida pertenencia a la clase media no siempre coincide con indicadores de ingreso o con niveles de bienestar.
Lo que dice Alejandro Horowicz
El ensayista Alejandro Horowicz —doctor en Ciencias Sociales— reflexionó en una entrevista sobre la distancia entre la autoimagen social y la comprobación material: “Cuando vos decís ‘Fulano es clase media’ y esa percepción no tiene verificación material, estamos ante una distancia fantástica entre lo que la persona registra y su situación real”, explicó.
Horowicz puso ejemplos para ilustrar el cambio: mientras en el pasado figuras evidentemente de clase alta no dudaban en identificarse como tal, hoy tanto un gerente de una multinacional como el almacenero de barrio pueden autopercibirse como clase media. «Una posibilidad es que la clase alta decide y la clase media no es responsable de nada: si adscribo a la clase media simplemente sufro sus infortunios», dijo.
Trabajo registrado y pobreza: una novedad histórica
Una afirmación central del análisis es que el empleo en blanco ya no garantiza la salida de la pobreza. Horowicz recordó cifras históricas: en la década del 70 la pobreza era mucho menor y estaba muy ligada a la desocupación (datos que él exhibe como referencia: alrededor de 4% de pobres y 3,2% de desocupados en aquel periodo). Hoy, sostuvo, es posible ser trabajador en blanco y ser pobre. Esa transformación exige repensar cómo se miden las clases sociales: la lógica que separa segmentos solo por los ingresos no alcanza para explicar las nuevas realidades sociales.
Educación y degradación social
Horowicz también vinculó el fenómeno a cambios en el sistema educativo. Señaló que generaciones anteriores, incluso con menor nivel formal, tenían competencias básicas de lectura y cálculo más sólidas. Alertó sobre la “degradación del sistema educativo” y apuntó a dos efectos: caída de la calidad académica y la reasignación de funciones a la escuela —como garantizar una comida caliente para muchos chicos— cuando la protección social y la familia se debilitan.
Al mismo tiempo matizó su crítica: dijo que no pretende responsabilizar a los docentes de la pérdida de calidad educativa, y reconoció el papel social que la escuela cumple en situaciones de pobreza.
Qué aporta el informe y qué queda por responder
El estudio de la Fundación Pensar aporta percepciones relevantes sobre cómo la población interpreta su posición social y los límites del ascenso social desde el empleo. Pero quedan preguntas abiertas: por ejemplo, cuál es la distribución por tramos de ingresos detrás de esas autopercibidas identidades, cómo varían las respuestas según región o edad, y cuál es la metodología exacta utilizada en la encuesta (tamaño muestral, margen de error, modo de consulta). Esa información no aparece en el resumen convertido en nota pública y sería necesaria para calibrar alcance y representatividad.
Contexto político e institucional
La Fundación Pensar está vinculada al espacio político PRO, lo que exige leer el informe con atención al encuadre político de sus preguntas y objetivos. Desde el periodismo, cuando una consultora o think tank ligada a una fuerza política difunde hallazgos, es recomendable contrastar con otras fuentes independientes (institutos académicos, estadísticas oficiales, encuestas sectoriales) para dibujar un panorama más completo.
En síntesis: la discusión sobre qué significa ser de clase media hoy incorpora dimensiones objetivas (ingresos, acceso a bienes y servicios, empleo) y subjetivas (autopercepción, expectativas). Los datos citados por Horowicz y por la Fundación Pensar subrayan la tensión central: el trabajo registrado ya no garantiza protección contra la pobreza, y la educación y la estructura social vienen sufriendo transformaciones que reconfiguran la pertenencia de clase.
