River, al quirófano: la cirugía deportiva y estructural que plantea Gallardo para 2026

Diagnóstico y alcance de la intervención
River, Gallardo y el plantel son el eje de una intervención que pretende ordenar el club después de una temporada 2025 marcada por fracasos deportivos y déficits en el trabajo colectivo. El entrenador encarará una revisión profunda: salidas de jugadores, ajustes en la estructura de fútbol y cambios en la estrategia de mercado para 2026.
El cierre del año permitió a la dirigencia y al cuerpo técnico tomar distancia de la agonía deportiva: la eliminación en instancias decisivas y la irregularidad persistente obligaron a Marcelo Gallardo a trazar un diagnóstico y a planificar una “cirugía” con impacto en lo inmediato y en lo institucional. La prioridad del cuerpo técnico será reducir la plantilla, liberar masa salarial y recuperar un proyecto futbolístico coherente.
Quiénes se irían y por qué
El planteo incluye, según fuentes cercanas al club, al menos una decena de bajas. Entre quienes terminan contrato aparecen figuras que fueron clave en otros momentos pero que en 2025 no ofrecieron el rendimiento necesario: Nacho Fernández y Milton Casco no renovarían y asoman con chances de volver a Gimnasia; Gonzalo Martínez concluiría su segunda etapa marcada por lesiones; Federico Gattoni regresará al Sevilla al finalizar su préstamo; Miguel Ángel Borja y Paulo Díaz son considerados prescindibles por decisión técnica o por el desgaste con la temporada y la hinchada.
La lista se completa con futbolistas cuyo rendimiento cayó o que perdieron protagonismo: Fabricio Bustos (busca continuidad), Sebastián Boselli (no respondió a la repesca de mitad de año) y Matías Galarza Fonda (adaptación insuficiente y errores determinantes). El caso de Enzo Pérez exige una conversación cara a cara con Gallardo: su rol podría continuar más en lo institucional y en el vestuario que como titular regular, por su influencia y ascendencia.
Mercado y tesorería: restricciones y prioridades
La venta de jugadores es una vía para equilibrar las cuentas, pero la crisis deportiva redujo la cotización de buena parte del plantel. Salvo algunos casos puntuales (como Lautaro Rivero o Facundo Colidio, que mantienen interés externo), las ofertas esperadas no permitirán grandes ingresos. Por eso el recambio tendrá matices: salida de jugadores de alto salario con acuerdos amistosos o rescisión, y negociaciones para transferencias en montos moderados.
La llegada de refuerzos será puntual y condicionada por topes salariales y cláusulas de productividad. El cuerpo técnico priorizará perfiles que se adapten rápido al estilo que se decida reconstruir: solidez defensiva, equilibrio físico y capacidad de competir en fases decisivas. No será un mercado de lujo sino uno de necesidad y contención presupuestaria.
Cambios estructurales: más allá del primer equipo
Gallardo no limitará la intervención al plantel: la cirugía promete afectar también la Secretaría Técnica y áreas vinculadas al armado deportivo. Enzo Francescoli, figura institucional y referente histórico, verá su influencia revisada; Leonardo Ponzio y Mariano Barnao, entre otros responsables, tendrán roles sometidos a evaluación. La intención es recomponer procesos en scouting, gestión de juveniles y planificación deportiva para evitar decisiones de mercado erráticas.
Una de las críticas recurrentes durante 2025 fue la utilización excesiva de plantel (45 futbolistas en 54 partidos), lo que generó falta de continuidad, desajustes tácticos y desgaste futbolístico. Además, la mezcla entre veteranos en decadencia competitiva y refuerzos con poco vínculo con el ADN del club mostró que no bastan los nombres para recuperar rendimiento: se necesitan criterios claros y un proyecto a mediano plazo.
Juventud y cesiones: opciones para recomponer
El cuerpo técnico evaluará a los juveniles para definir cesiones que favorezcan su crecimiento y, a la vez, alivien la masa salarial. La idea es que quienes demuestren potencial y actitud puedan ganar rodaje en clubes donde la competencia les permita progresar, y que el club no acumule pases sin destino.
¿Alcanzará con tantos cambios?
Cambiar nombres no garantiza resultados. La experiencia histórica del club muestra que reacomodar estructuras puede funcionar si hay sentido común y tiempo: el ejemplo de 2014–2015 recuerda que con una base adecuada y decisiones coherentes se puede recuperar competitividad. Gallardo tiene crédito por su trayectoria; ahora deberá demostrar que su metodología se actualiza para los desafíos actuales del fútbol argentino y continental.
El verdadero termómetro será la pretemporada y la capacidad de la nueva plantilla para construir trabajo colectivo: solidez defensiva, equilibrio físico y una propuesta que no dependa solo del brillo de figuras veteranas. La cirugía será tan efectiva como las decisiones posteriores: continuidad en la línea de trabajo, disciplina presupuestaria y una planificación que recupere identidad.
Fuente: Olé
