Viernes, 26 Diciembre 2025
Seis descubrimientos científicos sobre el deshielo en 2025

Seis hallazgos sobre el deshielo de glaciares en 2025 y su impacto en ecosistemas

Investigaciones de 2025 muestran desde una desaceleración temporal del hielo marino en el Ártico hasta la pérdida acelerada de volumen en los glaciares patagónicos; esos cambios impactan la disponibilidad de agua, los ecosistemas marinos y el nivel del mar.
Frente de glaciar y océano, imagen ilustrativa del deshielo
Frente de glaciar y océano, imagen ilustrativa del deshielo

Resumen y contexto

El deshielo de glaciares en 2025 confirma tendencias que afectan el agua dulce, la dinámica costera y la biodiversidad. Los estudios publicados este año analizan desde la desaceleración temporal del hielo marino en el Ártico hasta la inestabilidad estructural de plataformas en la Antártida, y muestran cómo el retroceso glaciar incide en la disponibilidad de agua, la elevación del nivel del mar y la productividad biológica.


1. Desaceleración temporal del deshielo en el Ártico

Un trabajo publicado en Nature Communications por científicos de la Hong Kong University of Science and Technology (HKUST) detectó que la pérdida de superficie de hielo marino en el Ártico mostró una desaceleración desde 2012: la tasa de disminución de superficie pasó de casi 11% por década a menos de 0,5% por década. Los autores atribuyen ese cambio a fases de la Oscilación del Atlántico Norte (NAO) y a patrones atmosféricos que alternan ingresos de aire frío y cálido. Los registros de Hadley, NSIDC y ERA5 apoyan la conclusión de que, aunque la superficie se estabiliza en parte, el grosor y la masa total del hielo podrían seguir en descenso.

2. Retroceso acelerado de los glaciares patagónicos

Investigadores que publicaron en Nature Communications reconstruyeron ochenta años de cambios en los glaciares patagónicos y concluyeron que más de un cuarto del volumen se perdió desde 1940. El principal impulsor identificado fue el aumento de la escorrentía superficial —agua que fluye por la superficie del glaciar—, mientras que las precipitaciones nivales se mantuvieron relativamente constantes. Según el estudio, la Patagonia aportó un aumento aproximado de 4 milímetros al nivel del mar en el periodo analizado y, en las últimas dos décadas, perdió un promedio de 26500 millones de toneladas de hielo por año. Los autores advierten que, sin medidas de protección, muchos de esos glaciares podrían desaparecer en siglos, con impactos sobre el suministro de agua en zonas de Chile y Argentina.

3. Efectos en la biodiversidad marina alrededor de Groenlandia

El deshielo del glaciar Jakobshavn y otros frentes en Groenlandia está alterando la biología costera. Un estudio en Nature Communications Earth & Environment muestra que el aporte de agua dulce moviliza nutrientes desde aguas profundas hacia la superficie, estimulando el fitoplancton: en años de fuerte deshielo (ejemplos 2012 y 2019) la productividad estival aumentó entre 15% y 40% según modelos validados con datos satelitales. Aunque más fotosíntesis puede significar mayor absorción temporal de CO₂, el calentamiento y cambios químicos reducen la solubilidad del gas y podrían limitar la función de estas aguas como sumidero de carbono. Además, el aumento de nutrientes puede favorecer floraciones nocivas y reorganizar cadenas tróficas costeras, con consecuencias para la pesca local.

4. El papel del permafrost en el ciclo del carbono

Un artículo en Science Advances reconstruyó la liberación de carbono desde suelos al norte del trópico de Cáncer durante los 21.000 años posteriores a la última glaciación. Los autores estiman que el descongelamiento del permafrost entre 17.000 y 11.000 años atrás contribuyó sustantivamente al aumento atmosférico de CO₂ (de 180 a 270 ppm), aunque la expansión de turberas compensó parte de esa emisión. Los investigadores advierten que hoy hay menos superficie disponible para nuevas turberas y el aumento del nivel del mar puede limitar ese sumidero natural en el futuro.

5. Importancia de los ríos subglaciales en la Antártida

La cuenca subglacial de Aurora, en la Antártida Oriental, fue objeto de un estudio de la Universidad de Waterloo que analizó 34 millones de años de evolución de la hidrología subglacial y proyectó escenarios hasta 2100. El trabajo muestra que sistemas de drenaje bajo el hielo pueden reorganizar el flujo del agua y acelerar la fusión basal, debilitando plataformas flotantes y facilitando el flujo de hielo hacia el mar. Los modelos convencionales subestiman la influencia de estos procesos; su inclusión en las proyecciones es crítica para estimar la contribución antártica al aumento del nivel del mar.

6. La inestabilidad del glaciar Thwaites, el llamado “Glaciar del Juicio Final”

Un estudio internacional que combinó imágenes satelitales y mediciones GPS detectó la propagación de fracturas internas en la plataforma oriental del glaciar Thwaites durante las últimas dos décadas. Ese proceso establece una retroalimentación positiva: más fracturación facilita mayor flujo de hielo hacia el mar. Si la plataforma flotante colapsara, podría perderse el efecto de soporte sobre el hielo terrestre y aumentar notablemente la contribución al nivel del mar: el Thwaites tiene el potencial de elevarlo hasta 65 centímetros si su desprendimiento fuera completo.


Qué significan estos hallazgos para las políticas climáticas

Los trabajos publicados en 2025 coinciden en un punto central: aunque existen variaciones regionales o temporales —como la desaceleración superficial en el Ártico atribuida a la NAO— la tendencia global sigue señalando riesgos crecientes. La declaración del Año Internacional de la Conservación de los Glaciares por parte de la ONU, UNESCO y la OMM impulsó la atención científica y política, pero los estudios subrayan que solo una reducción sostenida de emisiones y medidas de gestión del agua a escala local y regional pueden mitigar impactos sobre comunidades y ecosistemas.

Fuente: Infobae (síntesis de estudios citados), periodo: 1940-2025


Conclusión

Los hallazgos de 2025 muestran procesos interconectados: cambios atmosféricos que modulan la superficie de hielo, procesos hidrológicos que aceleran la pérdida de masa y efectos en ecosistemas marinos y terrestres que retroalimentan el ciclo del carbono. Para la comunidad científica y los tomadores de decisiones es prioritario incorporar procesos locales (hidrología subglacial, escorrentía superficial) en modelos globales y promover políticas de reducción de emisiones y de adaptación que protejan recursos hídricos y biodiversidad.


Fuentes: Infobae — Seis hallazgos clave sobre el deshielo de glaciares en 2025