Viernes, 26 Diciembre 2025
Luca Dulor y la saga familiar que impulsa al hockey tucumano

Una historia familiar que empuja al hockey tucumano hacia la elite

Con 16 años y tras disputar la Copa del Mundo Sub-21 en la India, Luca Dulor regresa a Tucumán como una de las promesas del hockey: familia, San Martín y la experiencia internacional le marcan un camino claro hacia las selecciones mayores.
Luca Dulor con la camiseta de la selección juvenil durante un entrenamiento
Luca Dulor con la camiseta de la selección juvenil durante un entrenamiento

Luca Dulor, 16 años, Mundial Sub-21 y la tradición familiar que empuja al hockey tucumano

El joven tucumano Luca Dulor, con apenas 16 años, vivió su primer gran torneo internacional en la Copa del Mundo Sub-21 en la India: esa experiencia internacional y la fuerte impronta familiar lo ubican como una de las promesas del hockey argentino y refuerzan la tradición de Tucumán en la formación de jugadores.

Del club a la selección junior

Luca llegó a la Copa del Mundo Sub-21 habiendo sido figura y goleador del Campeonato Argentino con Los Naranjitas, donde además fue capitán. En la India ingresó desde el banco en tres partidos y formó parte del plantel que terminó cuarto en el torneo. Para un jugador de 16 años, esa vivencia en un Mundial juvenil es un trampolín relevante para su desarrollo y para las aspiraciones de integrar Los Leoncitos a futuro.

Una familia ligada al hockey

La carrera de Luca se inscribe en una saga familiar. Su madre, Ana Paula Marchesi, también juega en San Martín; su padre, Miguel Dulor, fue jugador y trabajó como director técnico de la selección tucumana femenina. Ignacio Nardolillo, hermano mayor, actúa como faro y ejemplo: su protagonismo en la selección mayor y la Pro League mostró a Luca el camino del alto rendimiento.

La familia Dulor suma a otros cuatro hermanos con presencia deportiva: Bautista —ya premiado en Sub-14—, Joaquín y Nicolás completan una estructura que refuerza el vínculo entre clubes locales y el semillero provincial. Para Luca, ponerse la camiseta de la selección hizo aparecer, de golpe, el sacrificio y el apoyo de toda la familia: “El esfuerzo que hacen todos es lo que me llevó hasta ahí”, dijo tras el Mundial.

Lo que dejó la experiencia en la India

El paso por el Mundial permitió a Luca conocer ritmos de juego, exigencias físicas y técnicas de alto nivel, además de compartir entrenamientos y partidos con rivales y compañeros de distintas federaciones. Ese aprendizaje incide tanto en lo deportivo como en la maduración personal: para un jugador joven, adaptarse a situaciones de competencia internacional acelera procesos de toma de decisiones y liderazgo.

El equipo argentino finalizó cuarto; Luca contó con minutos en cancha y regresó con el objetivo claro: seguir creciendo en las divisiones juveniles y, a largo plazo, aspirar a integrar Los Leones. Esa meta es común en el circuito de formación: los pasos suelen implicar consolidarse en la categoría junior, mantener continuidad en torneos nacionales y luego dar el salto al seleccionado mayor si las condiciones deportivas lo permiten.

Tucumán, cuna de talentos

Tucumán es una plaza histórica del hockey argentino por su fuerte estructura de clubes y programas de formación. Clubes como San Martín, que aparece en esta historia familiar, ofrecen recorridos competitivos que conectan categorías formativas con selecciones provinciales y nacionales. La trayectoria de los Dulor es un ejemplo de cómo el arraigo local y el acompañamiento familiar potencian a los talentos juveniles.

Qué viene para Luca y el legado familiar

A sus 16 años, Luca no piensa en apuro: quiere disfrutar la etapa junior y continuar su formación. Mantiene además una filosofía competitiva y colectiva que ya se le reconoce: “Soy un jugador muy pasional en cada rol que me toque ocupar. Me gusta ser líder y apoyar al equipo”, afirmó. Mientras tanto, la próxima generación —representada por Bautista y los otros hermanos— observa el recorrido de Luca como una referencia a seguir.

Para el hockey tucumano, el caso Dulor confirma la efectividad de redes familiares y clubes en la detección y acompañamiento de jóvenes promesas. Para el jugador, la exigencia será sostener el crecimiento técnico y físico, mantener continuidad en torneos nacionales y competir por un lugar en las selecciones juveniles y, eventualmente, en la mayor.


Fuentes: La Gaceta.