Verano seguro: claves para prevenir ahogamientos en niños y adolescentes

Prevención práctica para el hogar, piletas y entornos naturales
La muerte por ahogamiento en infancias y adolescencias es una de las tragedias más evitables del verano. Ocurre rápido y a menudo en lugares que parecen seguros. Con medidas sencillas de supervisión, barreras y educación se reduce el riesgo.
Supervisión constante
La medida más eficaz es la vigilancia directa: nunca dejar solos a niños pequeños cerca del agua. El responsable debe estar enfocado en la tarea de vigilar, sin distracciones como el uso del celular o el consumo de alcohol. Para adolescentes, la supervisión no siempre es física, pero sí es recomendable mantener reglas claras sobre horarios y entornos de baño, y evitar nadar solos.
Medidas físicas en piletas y hogares
- Instalar vallas o cercos perimetrales que impidan el acceso no supervisado a la pileta.
- Colocar alarmas de puertas que dan al sector de la pileta y cubrir los sumideros y desagües.
- Mantener flotadores y chalecos homologados y adecuados al tamaño y peso del niño; no sustituyen la supervisión.
- Tener una zona de guardado de objetos resbaladizos y mantener el entorno ordenado para evitar tropiezos que puedan terminar en caídas al agua.
En playas, ríos y lagunas
Antes de meterse al agua, informarse sobre las corrientes, señales de peligro y la presencia de guardavidas. Evitar zonas con corrientes o en las que no haya vigilancia. En ríos y lagunas, el fondo puede esconder pozos o troncos sumergidos; entrar al agua sin conocer el lugar es un riesgo. Evitar el consumo de alcohol antes o durante el baño.
Enseñar habilidades y primeros auxilios
Aprender a nadar desde edades tempranas reduce el riesgo. Además, es recomendable que adultos responsables y cuidadores tomen cursos básicos de RCP y manejo de obstrucciones de vía aérea. Ante un incidente, un llamado rápido a emergencias y la aplicación oportuna de maniobras de reanimación aumentan las chances de supervivencia y reducen secuelas.
Reglas para adolescentes
Los adolescentes suelen subestimar riesgos: promover el uso de chalecos en actividades náuticas, evitar nadar de noche y no meterse al agua después de consumir alcohol o drogas. Además, la actividad grupal con personas que saben nadar y la comunicación sobre los peligros locales son medidas sencillas pero efectivas.
Prevención en fiestas y eventos
Si hay piletas en reuniones, establecer un responsable de seguridad, limitar el consumo de alcohol y mantener accesible un botiquín y un teléfono para emergencias. Señalar la profundidad de la pileta y prohibir juegos peligrosos en bordes o saltos desde lugares no habilitados.
Qué evitar
No confiar únicamente en flotadores inflables; no dejar a adolescentes solos en embarcaciones pequeñas sin chaleco; no permitir que niños cuiden a otros niños en el agua. Tampoco subestimar las secciones de poca profundidad: muchos episodios de ahogamiento infantil ocurren en zonas que parecen seguras.
Educación comunitaria y recursos
Los programas municipales, escuelas y clubes suelen ofrecer cursos de natación y talleres de prevención. Consultar en centros de salud locales o en clubes de natación por opciones disponibles en la zona puede facilitar el acceso a estas herramientas.
Fuentes: El Día
