Vino blanco: la opción que desplaza a la sidra y al champagne para el brindis de Año Nuevo

El vino blanco se impone como la bebida estrella para recibir el Año Nuevo
El vino blanco se consolidó como la tendencia para el brindis de Año Nuevo: fresco, liviano y menos comprometido para el estómago que la sidra o el champagne. Muchas familias eligen variedades secas y aromáticas para afrontar las altas temperaturas de diciembre y reducir la sensación de hinchazón durante la cena y el brindis.
Por qué gana terreno frente a las tradicionales
El vino blanco resulta más amable para el organismo porque no contiene gas —a diferencia de la sidra o algunos espumantes— lo que disminuye el malestar digestivo en cenas largas. Además, muchas variedades blancas ofrecen menor contenido de azúcar, una característica valorada por quienes buscan opciones más ligeras o cuidan su consumo.
La experiencia de consumo también influye: servido a la temperatura adecuada, el blanco potencia frescura y aromas, y acompaña platos fríos y maridajes ligeros típicos de las fiestas de verano.
Cómo servirlo
Los especialistas recomiendan servirlo entre 8 y 10 grados para resaltar su frescura y aromas. En noches de calor intenso, se admite añadir un par de hielos a la copa para mantener la temperatura; es una práctica cada vez más habitual en reuniones informales, aunque los sumilleres suelen preferir mantener la botella en una cubitera o en la heladera hasta el momento del servicio.
Variedades preferidas para las Fiestas
Entre las opciones más elegidas figuran:
- Chardonnay: equilibrado y versátil, con notas a manzana y pera; puede ir desde versiones frescas hasta otras con mayor intensidad según la elaboración.
- Sauvignon Blanc: aromático y refrescante, con notas cítricas y herbales; su acidez marcada lo hace ideal para paladares que buscan ligereza.
- Torrontés: variedad emblemática de la Argentina; perfumada y floral, muy apropiada para quienes prefieren vinos con aromas intensos.
- Pinot Grigio (Pinot Gris): ligero y suave, de baja intensidad, con acidez equilibrada para quienes prefieren opciones sutiles.
- Riesling: elegante y fresco, con alta acidez; puede encontrarse seco o levemente dulce, con notas cítricas y manzana verde.
- Semillón: clásico y versátil, de cuerpo medio y aromas frutados; funciona en estilos jóvenes o más complejos.
Recomendaciones de compra y consumo responsable
Para elegir: priorizar etiquetas con descripción de estilo (seco, semiseco) y reputación del productor. Si la reunión es informal, buscar blancos fáciles de beber y con buena relación calidad-precio. Para un brindis más formal, seleccionar versiones con mayor complejidad aromática y, si se prefiere burbujeante, optar por espumantes de baja azúcar.
También es importante recordar prácticas de consumo responsable: moderación, alternar con agua y prever opciones sin alcohol para quienes manejan o no beben.
Una tendencia que responde al clima y al bienestar
El desplazamiento de la sidra y el champagne por el vino blanco en algunas mesas responde tanto al clima —las altas temperaturas favorecen bebidas frescas— como a una búsqueda de bienestar que prioriza sensaciones más livianas y menor malestar post cena. Para quienes celebran en el país, el vino blanco ofrece una alternativa que combina tradición vitivinícola local (como el Torrontés) con variedades internacionales adaptadas al paladar argentino.
Fuentes: La Gaceta
